En Algeciras, por iniciativa de AEPA2015 y en la calle que lleva su nombre, se ha descubierto en vísperas de Reyes, una placa dedicada a la memoria del maestro Justo Sansalvador, alicantino de Cocentaina, que recaló por estas tierras en los años treinta. Vino a cubrir, en 1933, un destino de músico militar, después de una formación en la docencia y el arte, adquirida en su ciudad y madurada académicamente en Barcelona. Su matrimonio con nuestra inolvidable Eduarda Piné, lo radicó en nuestra ciudad. Fue un regalo que nos hicieron los compatriotas de las tierras del levante español, las primeras que divisarían los viajeros del fondo mediterráneo, y cantarían los poetas, cuando tuvieron el arrojo de explorar a ver qué había más allá del Jardín de las Hespérides y de Tartessos.

Para quien lleva tantos años, celebrando su pertenencia, es un placer indescriptible contemplar la actitud de la sociedad civil algecireña y de la comarca, de un tiempo a esta parte. La memoria me da para recordar los albores de una inquietud cultural que ha cristalizado en sociedades de una trascendencia extraordinaria, de las que bien pudiéramos tomar como referencia al Instituto de Estudios Campogibraltareños (IECG) con la excelencia de la revista Almoraima, pero en donde nos encontramos con factorías de todas las hechuras. La más joven de ellas y una de las que mejor ha comprendido su papel y más sabiamente se ha estructurado es la AEPA2015, que junto a esa maravillosa ocurrencia que es la Asociación "Amigos de la Música", han llenado unos huecos necesarios e importantísimos que estaban por colmar.

La AEPA permite, con su existencia y funcionalidad, que sepamos de un lugar en el que depositar historias cercanas y realidades documentales, y en el que reconocernos.

Qué voy a decir del maestro. Me enorgullece poseer un poco de él en mi propia familia. Todo lo bueno que se puede desear encontrar en una persona, se encuentra fácilmente en él, en su vida y en su obra, y en su numerosa saga de gente de bien. Permítanme presumir de que haya un nutrido grupo de algecireños que llevan su apellido y el mío. Recuerdo tanto su figura pública en los desfiles profesionales de mi infancia, que se me antoja revestido de una luminosa inmortalidad. AEPA2015 lo sabe y por eso hace lo que hace. La colaboración del Ayuntamiento con sus iniciativas, parece consolidada y de eso no cabe esperar sino afortunadas derivaciones.

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