La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Nostalgia del bipartidismo

Crece la nostalgia del bipartidismo. Pero ni Casado ni Sánchez están sabiendo aprovecharla

Casado tuvo que salir en Vitoria a apagar el incendio provocado por Cayetana Álvarez de Toledo. Es el problema de nombrar portavoz a una pirómana. Si se escoge a alguien por su arrojo verbal y su agresividad, tal vez huyendo de aquello de la derechita cobarde, lo natural es que se arroje y agreda. Incluso a los suyos. Recuerden -en un ejemplo extremo- el flaco favor que Joe Pesci hace a su boss De Niro en Casino. En este caso, afortunadamente, se trata sólo de violencia verbal. Pero dirigida con tanta torpeza, teniendo en cuenta lo trágicamente difícil que ha sido la vida de los políticos del PP en el País Vasco durante los años de plomo etarras, que lógicamente estallaron contra la portavoz. Su acusación de tibieza se refería al presente, no al pasado. Pero éste es demasiado reciente, está demasiado ensangrentado -fue el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco lo que supuso el mayor mazazo no social contra ETA- y la memoria de la opresión y el miedo que tuvieron que afrontar y superar los políticos más modestos o más encumbrados del PP vasco está demasiado viva como para no estallar. Y los resultados de las últimas elecciones, los peores de su historia, tampoco ayudan a la serenidad. Por ello también la crítica de Álvarez de Toledo a los derechos históricos vascos reconocidos por la Constitución -crítica que comparto- no fueron políticamente oportunos.

"Yo también soy del PP vasco", dijo Casado al iniciar su alocución, como si fuera Kennedy proclamando "Ich bin ein Berliner" en Berlín. En este caso una demostración del "excusatio non petita, accusatio manifesta" porque es innecesario que el presidente nacional del PP tenga que decirlo. Claro que es del PP vasco, y del andaluz, y del valenciano, y del gallego, y del asturiano… Tampoco estuvo muy afortunado cuando dijo que "en el conjunto del PP la música suena igual y cuando a algún solista se le escapa alguna nota siempre hay un piano para intentar taparla". Cuando un solista desafina o mete una nota que no está en la partitura no hay sonido que lo disimule. Y el responsable es quien le ha nombrado solista. En este caso, Casado, a la vez gerente y director de la orquesta popular.

Crece la nostalgia del bipartidismo, vistos los pobres resultados del multipartidismo en tiempos de tan bajo perfil de políticos condenados a entenderse e incapaces de hacerlo. Pero ni Casado ni Sánchez están sabiendo aprovecharla.

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