Madrugada del sábado al domingo. Cae la del pulpo. Al tipo que abre el grifo en el cielo se le debe haber ido la mano. En la zona de la autovía entre Algeciras y Los Barrios van los seres humanos jugándose literalmente la vida. Una ambulancia acelera el paso. Me pregunto qué será peor, si llegar tarde o salirse en una curva de esas que tienen tanta agua acumulada que el coche se balancea como una noria en la feria. Ni una puñetera luz. Las líneas del suelo hay que imaginárselas. En mi radio (imagino que en la del resto) políticos de uno y otro bando prometen el oro y el moro. Y recuerdo que el socialista De la Encina garantizó que esas farolas estarían encendidas para finales de 2006. Me sorprende cómo, en medio de tanta lluvia, mi memoria es capaz de recordar tanto antepasado de político rancio. Luego veo triunfar a Erika Leiva y recupero la sonrisa. La música amansa a las fieras. Y, lamentablemente, a los votantes.