Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Nivel 5

Es preciso taponar la hemorragia del narcotráfico. Ante situaciones de alarma, medidas excepcionales

Los cuarenta guardias civiles y la treintena larga de policías nacionales llegados esta semana a La Línea han aportado algo de sosiego en las calles de la localidad tras la sucesión de incidentes violentos de los últimos meses y, especialmente, después del fallecimiento el pasado día 7 en acto de servicio de Víctor Sánchez, oficial de la Policía Local. El Gobierno de la nación ha tomado nota de las señales de alarma que se venían lanzando y ha prometido que los refuerzos han venido para quedarse. No es para menos. A nadie se escapa que los clanes de la droga se han hecho fuertes en el Campo de Gibraltar, cada vez con más violencia y más armas de fuego. No es raro que los mafiosos solventen a tiros sus problemas -alguno ha llegado al Punta de Europa con dos balas en el cuerpo- y que desafíen a la Policía, tal cual sucedió el miércoles pasado en La Alcaidesa cuando dos todoterrenos embistieron contra un control. La pericia de los agentes y la fortuna han evitado hasta ahora males mayores.

Es preciso taponar de una vez la hemorragia del narcotráfico. Ante situaciones de alarma y prolongadas en el tiempo solo cabe adoptar medidas excepcionales durante el tiempo que sea preciso. Así ocurrió en la década de los 90, cuando los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se aplicaron con contundencia ante las mafias. El incendio que padecen La Línea y otros puntos del Campo de Gibraltar debe ser atajado con decisión, sin restricción de medios y recurriendo, incluso si fuera preciso, al Ejército mediante la activación durante un periodo y en un área concreta del grado 5 de alerta de seguridad. A nadie le gusta que en las calles de París, Londres o Berlín haya soldados portando armas, pero su presencia se ha hecho imprescindible. Y nadie la discute. Quizá así evitemos aquí que prácticamente todos los días entren varias gomas cargadas de hachís o tabaco, desde La Línea a a Sabinillas, pasando por Sotogrande, o que se apedree a los policías que tratan de abortar un alijo.

Junto a la mejora de la seguridad, el Gobierno se ha comprometido a impulsar un comisionado especial para La Línea, similar al que desde hace años trabaja en el Polígono Sur de Sevilla para tratar de erradicar la marginación en ese extenso barrio, una tarea al frente de la cual se encuentra un responsable dedicado en cuerpo y alma a ella y en la que participan conjuntamente el Ejecutivo, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento hispalense. Es un paso acertado ante el pequeño universo del narcobienestar porque solo actuando desde diversos frentes se podrá garantizar el futuro a la gente honrada y trabajadora.

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