Faltaría a la verdad si no te dijera que poco a poco, poniendo resistencia y con tristeza al sentirlo, voy perdiendo la esperanza. Te mentiría si no te dijese que hasta durmiendo el pensamiento me acompaña: he soñado que un topo gigante de cuento escarbaba la tierra hasta encontrarlo vivo. Eso sucedió antes de que el tiempo comenzase a irle en contra. Faltaría a la verdad si no reconociese mi angustia que día tras día ha extendido su sombra al ver que el rescate es sumamente complicado; y también debo reconocer que pocas son las veces que dudé ante el convencimiento de saber que todo está en las mejores manos. Faltaría a la verdad si no reconociese que durante estos interminables días, y mira que últimamente tengo la sensación de que el tiempo vuela, nada más abrir los ojos, cada mañana, mi primer pensamiento ha sido "por dios, que ponga la radio y digan que lo han encontrado con vida".

He intentado imaginar de mil formas posibles la posibilidad de que todo estuviese a su favor. Hablan de estrechez y de interminables metros hacia abajo y quiero creer que en el descenso ha encontrado una guarida. Lo que por más que quiero no consigo es darle luz a la oscuridad del túnel, sosiego al miedo y abrazo al frío. Cuando estoy despierta intento construirle un cuento, como si él desde allí me escuchase. Cuando sueño todo es tierra que se abre y luz que entra pero al desvelarme y abrir los ojos en mitad de la noche cerrada una sensación de pavor me asalta al pensar qué larga la noche cerrada para un niño tan pequeño.

Te mentiría si no dijera que en numerosas ocasiones he pensado que todo debería ir más rápido, que se está perdiendo mucho tiempo entre unas cosas y otras. Que de una vez abran un túnel por algún lugar y que entre luz y aire para que pueda respirar y perder el miedo. Es pura impotencia.

Pensar más allá hasta llegar a cómo un niño de tan corta edad está viviendo este infortunio es meterse inútilmente también en el túnel oscuro y estrecho y volverse loco porque nunca se tendrá la contestación correcta. Ante estas preguntas sin respuestas, por experiencia, sé que mejor ni plantearlas.

En esta cuenta atrás, finalizado este escrito, siguen transportando hasta el lugar la gran perforadora. Julen, aguanta corazón; te vamos a sacar aunque ya dudo de si como niño o como ángel.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios