Momo es una niña cariñosa, buena, feliz, con muchos amigos, uno de los personajes más entrañables de Michael Ende. Pero esta columna es la de los miércoles y no la literaria de los fines de semana y necesito hablar de otro Momo. Momo Valle Lima también es entrañable y tiene muchos amigos.

Quijote de buena estampa, que lleva por lanza la honradez y el trabajo. En este mundo con mucho ajetreo es de los que se para y escucha. La política hace ruido, pero por desgracia tiene poco sonido acompasado para escuchar mensajes. Su dimisión y salida del partido 100x100 para algunos es ruido; para mí es sonido de "Tus principios" que no se cambian por otros, que es lo normal en política.

Por su talante, por su forma de trabajar, se nota que es parte de una familia numerosa, son siete hermanos, y cualquier reunión familiar es un pequeño congreso con muchas líneas ideológicas pero el amor lo hermana todo, que es como debería ser la política, empezando por la local. Aunque para él su estancia en la política se haya hecho larga, en realidad ha sido muy corta, y lo curioso es que no le ha cambiado, no se ha contaminado. En sus charlas, salidas y compromisos, solo aparecen volaores, amaneceres en el levante, sardinas al espeto, anochecer en el poniente, la sombra del Peñón y el orgullo de ser linense, bueno y el sentir Rociero.

El proyecto político en el que se incorporó pasó de 8.790 a 15.640 votantes, de 12 a 21 concejales. Ese salto no fue únicamente en el número de concejales de La Línea, sino también en representación en la Mancomunidad y la Diputación, donde vulgarmente se puede decir que tienen la sartén por el mango. Pienso que en la gran ensalada que es el 100x100, Momo era un ingrediente fundamental para atraer un gran número de esos votantes. Es una persona con talante de escucha, nada soberbio; nuestra política está llena de altaneros que se creen con la verdad absoluta y salvadores de la patria. Es una persona transversal, es decir, sin encuadrar en la derecha o en la izquierda.

Renunció a muchas cosas por participar en el proyecto de 100x100 con la ilusión de que La Línea tuviese de nuevo la prosperidad económica y social que tenía en los años sesenta. Con el cierre de la frontera se aprovecharon muchos, pero La Línea no. No le importó colocarse en primera línea para que La Línea volviera a ser grande.

Pero por La Línea se trabaja desde muchos ámbitos sociales, culturales y asociativos, incluso como simple vecino a pie de calle. No es exclusivo del político con nómina. Estoy seguro de que seguiremos compartiendo acera y disfrutando de nuestro pueblo.

Momo es grande incluso dimitiendo, saliendo de este mundo de la política donde se dan codazos por comer de ella.

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