'Millenials'

Los 'mileniales' son la primera generación de la historia que ha gozado unos derechos que nunca habían tenido los niños

No me gusta la palabra millenial que sirve para nombrar a la generación de los nacidos entre los años 80 y el año 2000. "Esos chicos jóvenes, los mileniales", he oído decir a una señora en el autobús, y la verdad es que eso suena más bien a secta milenarista. El caso es que los mileniales no tienen muy buena fama. Hay gente, como la señora del autobús, que los considera holgazanes y narcisistas. No viven en el mundo real y no quieren asumir ninguna responsabilidad. Y encima, quieren que se lo den todo hecho y pretenden que el Estado les pague el piso y les dé un buen trabajo. Y es normal que sea así: sus padres los han sobreprotegido desde el mismo día en que nacieron. Los han filmado a diario y les han dado todos los caprichos. Han crecido juntando likes en Facebook y rodeados de amigos invisibles a los no han visto nunca. Y como se les ha hecho creer que eran los reyes del universo, ahora no asumen que tienen que hacerse cargo de su propia vida. Y que son iguales que cualquier otro ser humano.

Bueno, sí, puede que algunas de estas críticas sean ciertas. Los mileniales son la primera generación de la historia -en el Occidente desarrollado, se entiende- que ha gozado de unos derechos que nunca antes habían tenido los niños. En el colegio se les ha tratado con toda clase de deferencias. Nadie les ha podido reconvenir o llamar la atención. Casi ningún profesor se ha atrevido a suspenderlos. Además, no han tenido hermanos y han crecido en unas condiciones que ninguno de nosotros, los mayores, hemos conocido. En resumidas cuentas, casi nadie les ha dicho nunca que no. Ésa es la gran diferencia con el resto de nosotros.

Ahora bien, yo no creo que la generación de los mileniales sea especialmente afortunada. Sus condiciones de trabajo son lamentables y sus salarios -si los tienen- son precarios. Muchos ni siquiera piensan en comprarse un piso porque sólo aspiran a compartir vivienda y a vivir de forma provisional. O sea, que los mileniales han disfrutado en general de unas condiciones magníficas cuando eran niños y adolescentes. Pero en cambio les han tocado unas condiciones pésimas cuando han tenido que empezar a buscarse la vida, una vida para la que no están preparados ni por la educación que les han dado sus padres ni por la que han recibido en el colegio. De modo que no sé si más bien se merecen compasión en vez de desprecio.

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