Metanol y futuro

Pedro Sánchez no vendrá en el Falcon, porque aquí no hay aereopuerto, ni en tren, porque puede quedarse tirado

El presidente Sánchez tiene a bien visitar esta comarca esta semana. Pero no en su Falcon, ya que nunca ningún gobierno tuvo la visión de construir un aeropuerto en la zona, complementario del hub intercontinental que significa nuestro puerto. Supongo que percibieron como estratégicamente más importantes a Huesca o Albacete, que si que cuentan con tal infraestructura.

Tampoco lo veo viniendo en tren; no vaya a ser que se quede tirado entre Cortes y Gaucín, o se atufe del humo de los viejos diésel de nuestro Talgo.

Pero lo que importa es que vendrá. No para inaugurar alguna infraestructura que haya ejecutado el Gobierno. Tampoco para anunciar la inclusión de partida alguna en los futuros presupuestos de 2023 que nos saque del abandono, que cantaría El Cigala. Quizá no seamos dignos de tales prebendas, que se reservan para aquellos que quieren destruir España, tras expoliarla eso sí.

Su visita se centrará en poner en valor la apuesta de Cepsa por su proyecto de fabricación de Eco-Metanol, diferentes a las que plantea Maersk. Ni una ni otra iniciativa han nacido en una oficina pública, que siempre son yermas para invertir en el Campo de Gibraltar.

Y que no se nos venda la moto que se instalan aquí por petición del Gobierno, que se llevaría de buena gana estas macro-inversiones a Cataluña o al País Vasco. Pero, para mayor lamento presidencial, el metanol necesita energía eólica y solar, y en tales territorios no luce el sol necesario como aquí, ni tampoco se mueven los molinos de viento como en Galicia.

Puede intuirse que ambos proyectos, el de Cepsa y el de Maersk, están destinados a complementarse, y de ahí esta visita del presidente. Intuyo. Días atrás por ejemplo, se conoció que Maersk había firmado un nuevo contrato de compra de todo el metanol fabricado por una empresa estadounidense, Carbon Sink, y con éste ya lleva ocho proveedores asegurados en todo el mundo. Quizá sea Cepsa el noveno.

Pero el Gobierno, éste o el que vendrá, no se ha de quedar solo en ponerse la medalla por las inversiones privadas, que no públicas, que nos llegan. A su vez, han de plantear un verdadero Plan Campo de Gibraltar que incluya la mejora de las infraestructuras, esenciales para los nuevos retos que se nos presentan, tanto en el transporte como en lo energético.

Porque existen voces críticas que plantean que tales plantas de metanol se llevarán una parte de la energía local que no nos sobra actualmente. Y que tal energía se convertirá en un combustible que no consumiremos. Ahí entra la misión del Gobierno. Que no podrá mirar a otro lado como siempre.

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