¿son los políticos mentirosos? Claro. No es que mientan en las campañas electorales, sino que también lo hacen en la acción de gobierno. Lo peor es que incluso se engañan a sí mismos, en su fuero ideológico. Como pequeños ejemplos la postura del PSOE con la OTAN o la del PP con el divorcio. El Sr. Álvarez Cascos votó en contra del divorcio y ya lo ha usado varias veces.

Mentir por el bien del país, por el bien de la empresa, por el bien de la familia ya lo recomendaba Maquiavelo. Cuando el pueblo, los empleados, los socios del club o de la asociación, los miembros de la familia aceptan esas mentiras, la ocultación de datos, la tergiversación de la información, se crea una armonía social, un ambiente apacible. Es lo que se llama la "noble mentira". Pero esta situación apacible también es mentira, se ha creado por utilidad de las dos partes.

Mentir, ocultar datos, no dar la información requerida, tergiversar los hechos, es una realidad no solo en los poderes políticos, sino que está vigente en muchos momentos de nuestra vida laboral, social, en las transacciones contables, en nuestras compras. ¿Son reales los datos de audiencia televisiva? Hace varios años se descubrió que el número de los espectadores en los estrenos cinematográficos eran falsos, se auto compraban entradas para poder solicitar subvenciones.

Si entras en cualquier red social te asaltan las mentiras socialmente simpáticas: "estás guapísimo" es la frase más usada para indicar estados calamitosos, envejecimiento prematuro, escaso gusto indumentario, etc. Con nuestros hijos tenemos grandes mitos- mentiras dentro de nuestro calendario. ¿Los educamos para que sean mentirosos?

No se trata de ser mal educado, pero primando la mentira no avanzamos socialmente. A mis hijos y a mis alumnos les indico que es preferible ser "antipáticamente sincero" y no un mentiroso simpático. Es preferible reconocer un error, un olvido, un fallo que contar una mentira. Si continúo con esta línea de pensamiento llego a la conclusión de que nuestros políticos son el reflejo de nuestro comportamiento.

En mi adolescencia tenía un amigo que "mentía" compulsivamente, incluso en las confesiones. Contaba al sacerdote pecados que no había cometido, incluía lágrimas de cocodrilo, de pesar y arrepentimiento. Era nuestro líder, preferíamos escuchar sus mentiras que jugar al billar o al futbolín. Murió joven, en un accidente de tráfico, con un coche recién comprado de segunda mano, seguramente engañado por el anterior propietario. Una lástima porque si estuviese vivo seguramente sería un gran político, el jefe de una gran multinacional, presidente de un club o un magnífico publicista. Conclusión: 40cm = 1,20m en la nueva distancia social.

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