Tierra de palabras

Mayéutica

La banda sonora de mi vida, ya en mi apogeo de madurez, sería 'La Ley Innata', de Extremoduro

Que la vida iba en serio, aunque uno empiece a comprenderlo más tarde, ya nos lo advirtió el poeta Jaime Gil de Biedma. Es Robe Iniesta, poeta de ruda honestidad, en cada una de sus sinfónicas entregas, quien nos lo lleva años recordando.

Si alguien me preguntase por la banda sonora de mi vida, sin duda alguna, ya en mi apogeo de madurez, sería La Ley Innata, de Extremoduro. Y creyendo ya que la experiencia transitada acabaría con la coda flamenca con la que esta obra sinfónica y poética parecía terminar… viene Robe con su marginal magia y le devuelve vida a la vida.

Mayéutica es el último trabajo que nos presenta y que comienza con un interludio que enlaza con la conclusión de La Ley Innata, con su coda flamenca, esa otra realidad donde el fuego del infierno ya es solo humo.

En el artículo que me dio a conocer esta nueva gran obra se señalaba que dado a que nuestra capacidad de atención es cada día más fugaz y donde las canciones que triunfan duran como mucho tres minutos, esta sinfonía de cuarenta y tres "que apabulla y deja exhausto" iba en contra de lo supuestamente establecido. Pero ya conocemos a Robe, siempre bordeando la línea hacia lo marginal, un sobrio transgresor de las normas.

El término Mayéutica hace referencia a un método socrático en el que el maestro, a través de preguntas, hace que el alumno descubra nociones que ya estaban en sí mismo, aunque todavía no fuese conscientes de ellas. Y los cuatro movimientos de esta gran canción concebida como una sola obra son: Después de la catarsis, Mierda de filosofía, Un instante de luz, Yo no soy dueño de mis emociones, y vuelve a terminar con otra coda, esta vez Coda feliz.

Nada más saber de su lanzamiento, pasada la medianoche, al día siguiente, bien temprano, en mi paseo campestre sustituí el susurro del viento en las ramas y el trinar de los pájaros por esta grandeza musical que me recorrió entera. Robe se fue depurando, como todos, con los años; detrás de la dureza de todas sus canciones estaba latente lo que ahora muestra pulido: el poder del amor. "No quedan sombras del pasado desde que te has acercado. Ahora es todo claridad" "Hablamos del amor y ya no existen condiciones…"

En esta prolongación de la banda sonora de mi vida volví a lo primario, me reconocí detrás del reparador llanto que me produjeron la sinfonía y sus letras.

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