Marruecos y los platos rotos

Esta comarca siempre ha sido pagadora de los platos rotos de la relación hispano-marroquí y un ejemplo son nuestros pescadores

En las últimas semanas escuchamos manifestaciones de miembros de nuestro Gobierno, pertenecientes a Podemos, en reivindicación de la celebración del Referéndum de Autodeterminación del Sahara, y en defensa del pueblo saharaui en el enésimo conflicto existente en la otrora provincia española. Se invoca y exige el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, sin tener en cuenta otros intereses en juego en el complicado tablero de las relaciones internacionales,y, en especial, los importantes efectos sociales y económicos que conlleva una posición confrontada con nuestro vecino.

El Gobierno no suele en cambio ser tan pulcro con las resoluciones ONU sobre la descolonización de Gibraltar, priorizando el entendimiento para la consecución de una relación armónica, en aras del mantenimiento del empleo de miles de españoles en la colonia. Ese es el camino, si el acuerdo se basa en justa reciprocidad y no en continua cesión. Es lastimoso, por otra parte, que el acertado argumento de la defensa del trabajador, que no digo coartada, venga de Gibraltar.

Y volviendo a Marruecos, habría que analizar el perjuicio que nos causa la incendiaria postura del Gobierno. Somos testigos de la avalanchas de inmigrantes que arriban a las costas canarias, o del cierre de fronteras de Ceuta y Melilla que tanto está afectando a las Ciudades Autónomas. Pero en lo que afecta directamente a nuestra comarca, hemos de señalar la interrupción del tráfico marítimo de pasajeros con Marruecos, y el daño que ello está causando a navieras y agencias de viaje de la zona, y por tanto a cientos de trabajadores.

El virus no sirve de excusa, ya que están abiertas las líneas marítimas de pasajeros entre Francia y Marruecos, pero no las que parten de Tarifa o de Algeciras. Las aéreas con destino al país alauí también se hallan en servicio. Supongo que Exteriores verá esta cuestión como prioritaria, y esperemos que pronto se arregle. Probablemente así sucederá tras el pago de la correspondiente contraprestación, como ha sucedido en otros conflictos habidos con Marruecos.

Sería deseable que la misma acertada sensibilidad que se tiene con los trabajadores españoles en Gibraltar, se tuviera también con los que en nuestros puertos se han visto afectados por el silenciado conflicto con Marruecos, y a los que nadie parece amparar, ya que, al contrario, de manera temeraria se echa más leña al fuego.

Esta comarca siempre ha sido pagadora de los platos rotos de la relación hispano-marroquí, y un ejemplo son nuestros pescadores. Esperemos que no se permita derribar de nuevo a una parte de nuestro puerto.

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