Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Mariano y Susana

La presidenta andaluza calcula los tiempos para convocar elecciones, atenta a la sentencia de los ERE

Dan fe los suyos de que Mariano Rajoy aguanta más que un buzo bajo el agua. Y a los hechos se remiten, recordando sus dos derrotas electorales previas antes de llegar a la Moncloa o su tesón para hacer frente a las bravuconadas independentistas. ¿Qué desenlace hubiera tenido la crisis catalana de haberle estallado como presidentes a Zapatero o a Pedro Sánchez, con su España "nación de naciones"?. O a Aznar, aunque por motivos totalmente contrarios. No cabe duda de que el jefe del Gobierno es un experto en agotar al adversario por cansancio, aunque eso provoque en ocasiones titulares como el del jueves pasado: "Rajoy, sin prisa en verse con Cifuentes, delega en el PP la solución del caso". Ante sus íntimos, él mismo se reconoce con sorna como "un desastre como director de recursos humanos", marcado hasta que se jubile por aquel "Luis, sé fuerte". Y ahora por el pulso abierto por la presidenta madrileña, pendiente solo de que Rajoy acabe de desperezarse y la llame para darle boleto. ¿El futuro de Mariano? Es la economía, imbécil. Y a ella se aferrará para quitarse del cogote el aliento de Ciudadanos, bajo el convencimiento de que los falsos currículos y los escándalos de corrupción se habrán amortizado para cuando convoque elecciones.

Susana Díaz gasta otras formas. Un solo taconazo suyo hubiera bastado para quitarse de en medio a Cifuentes en un plis plas. Su problema es también Ciudadanos, que a la vista de su victoria en las catalanas, de las encuestas y del incumplimiento de la promesa de reforma de las leyes electoral de Andalucía y de la RTVA ha empezado a mostrar las garras. El partido naranja tiene que resolver sus contradicciones por apoyar los Presupuestos Generales del PP (31,8 millones de euros para la Algeciras-Bobadilla en 2018, recuerden) y un modelo de financiación autonómica ideal para Madrid y Cataluña, pero aún así confía en crecer, llevado en volandas por el carisma Albert Rivera e Inés Arrimadas. El Estudio General de Opinión de Andalucía (Egopa) de este invierno vaticinaba, de hecho, que C's duplicaría de largo en la comunidad sus actuales nueve escaños, superando al PP.

En las sedes de los partidos andaluces suenan tambores de adelanto electoral. La presidenta calcula los tiempos con la mirada puesta en la Audiencia de Sevilla, donde esta semana ha declarado como acusado en el juicio de los ERE José Antonio Griñán y donde lo hará la que viene Manuel Chaves. Es obvio que Díaz no firmará el decreto de convocatoria electoral que daría paso a la campaña mientras se esté celebrando la vista oral, pero una vez ésta termine le tocará calcular la fecha en la que la sentencia se hará pública. Hasta para ella sería demasiado arriesgado acudir a votar con una posible condena para los dos ex presidentes recién salida del horno.

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