Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Mareas arcoiris

Constato que al final son los mismos los que se quejan (con razón) de una cosa o de otra

Ahora se juntan tres y hacen una marea. Antes en Cádiz se le tenía mucho respeto a las mareas hasta que Silvia López las convirtió en propaganda inaugurando una como hizo con la suelta de tortugas o al acotar una playa para que anidasen pájaros. A Silvia López la ha sustituido como Top entre las Top la delegada de Economía Gema Pérez, que se reúne cada dos por tres con emprendedores, innovadores, aceleradores y gente así denominada, como si ella hubiera desarrollado esas iniciativas. Dice que pierde dinero con su carguete pero lo hace gustosa por Cádiz y la lucha obrera para vestir de Chanel y llevar un bolso de Louis Vuitton, no como esos piojosos perroflautas que están todo el día dando la murga por las calles en mareas de todos los colores que no hacen otra cosa que marear a los grandes gestores.

El caso es que en Cádiz ahora hay Marea Blanca, Marea Verde, Marea Violenta y Marea de Pensionistas como antes había decenas de plataformas. Cada una con distinta fortuna y objetivos pero que a la postre con los mismos integrantes y distintos portavoces. Unas veces se manifiestan con batas blancas, otras con camisetas verdes, otras con brazaletes morados y otras yo qué sé. Al final son los mismos animosos de siempre, la vanguardia del proletariado, los indignados de turno que protestan y reivindican lo que sea menester, encabezados por ese gran líder de la clase obrera que es el Cumbre y amenizados con el megáfono del Ciudadano Lorenzo. Se puede comulgar con la mayoría de los postulados que defienden los mareantes de turno, la defensa del sector público y el hastío de los políticos que se parten la camisa por los servicios públicos mientras se deterioran a ojos vista, lo que ocurre es que incluyo al alcalde en el grupo. Constato que al final son los mismos los que se quejan (con razón) de una cosa o de otra. Siempre acompaña a toda marea un grupo de batucada. No sé porqué aquellos ritmos que dejaron en Cádiz los tripulantes del Capitán Miranda se han convertido en toda España en el ritmo de la reivindicación. Del candombe al asalto de los cielos sin solución de continuidad, de los negros y lubolos y Araka La Kana uruguaya al núcleo irradiador, la casta, la gente, los de arriba y los de abajo. La evolución de la reivindicación. Antes se cantaba La Internacional, Bandera Roja, A las barricadas y otros himnos parecidos, ahora se baila al son de los tambores tocados por un grupo de chavales provistos de las rastas de rigor.

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