Campo chico

Alberto Pérez de Vargas

La Mancomunidad debe saber

Cuanto mejor sea la fluidez indiscriminada en la verja, peor para los intereses españoles

Nada más ajustado a la realidad en el refranero, que aquello de que “una cosa es predicar y otra dar trigo”. Ilimitada es la cantidad de refranes, sentencias o aforismos a los que recurrir, incluso fábulas, para referirse a lo distinto que es situarse a la contra que ponerse a la faena. En política, sobre todo, donde el dogma dictado por la oligarquía del Partido es el qué y el para qué sine qua non de sus cargos, encargados y deudos. Este proceder, que tiene que ver con la naturaleza humana y las circunstancias de su hábitat social, hace que los políticos sean más clarividentes y parezcan más sabios cuando carecen de poder para llevar a cabo lo que dicen, que cuando están en condiciones de hacerlo.

Con el Gibrexit veremos cuántos callaron cuando pudieron haber hecho lo que predican y cuán gritan ahora en coros, foros y espacios. No sé qué cancha real van a dar a la Mancomunidad, supongo que muy poca, pero bueno está que se haya creado tácitamente, en su seno, un concejo de alcaldes en el que cambiar impresiones sobre la que se le viene encima a la comarca y, sobre todo, a la colonia.

La Mancomunidad debe saber que el Gobierno de Gibraltar se ayuda de numerosos asalariados y sobrecogedores, favorece asociaciones con nombres que te parten el corazón, sostiene medios, que incluso adoptan, estando en España, el nombre de Gibraltar como referente, financia publicaciones de contenido generalista y de soporte científico o especializado, y mantiene una costosa red de facilitadores de contactos y pulidores de imagen, para tratar de perpetuar su privilegiado estatus. Tanto es así que personajes públicos de distintos estratos se refieren a la cosoberanía (Margallo, Dastis y otros muchos, algunos muy cercanos) como un objetivo a alcanzar en el mejor de los supuestos.

Ignoran, por despiste inducido, que jamás España cedió la soberanía. Además, si el Reino Unido diera su (imposible) nihil obstat a la cosoberanía, habría ganado poderes sobre el territorio y las apoyaturas jurídicas de España para sus reivindicaciones, quedarían automáticamente finiquitadas. La Mancomunidad debe saber también que cuanto mejor sea la fluidez indiscriminada en la verja, peor para los intereses españoles. La colonia no puede sobrevivir con un paso restringido. Gibraltar es una colonia militar con concesiones a Estados Unidos de América, su población civil y el trabajo que proporciona a su entorno son los pilares que abaratan el costoso sostenimiento que supondría la base militar para el Reino Unido.

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