La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Mala conciencia y olvido imbécil

Pasó el 450 aniversario de Lepanto sin pena ni gloria y el 12-O con conciencia de culpa. A ver qué pasa con Alfonso X

Pasó sin pena ni gloria la conmemoración del 450 aniversario de la victoria de Lepanto, esencial para la historia de Europa, aunque después fuera mal gestionada. Pasó con más pena (de acusaciones y peticiones de perdón) que gloria (de una gesta que cambió la historia mundial) la conmemoración del descubrimiento de América. Y parece que en Sevilla va a pasar sin pena ni gloria el 800 aniversario del nacimiento de Alfonso X.

En algún momento de nuestra historia decidimos que para progresar y ser modernos teníamos que avergonzarnos de nuestro pasado y olvidarlo. El regeneracionista Joaquín Costa lo expresó con inigualable contundencia: "deshinchemos esos grandes nombres: Sagunto, Numancia, Otumba, Lepanto, con que se envenena nuestra juventud en las escuelas, y pasémosles una esponja", "en 1898 España había fracasado como estado guerrero, y yo le echaba doble llave al sepulcro del Cid para que no volviese a cabalgar" o su tan conocido "escuela, despensa y siete llaves al sepulcro del Cid". Como tantos grandes hombres apasionados y contradictorios Costa tenía y no tenía razón, no se olvide que fue él quien acuñó la expresión "cirujano de hierro" para designar al político que debía encabezar una "política quirúrgica" que sanara los males de España, ni quienes la aplicaron entre 1923 y 1930, citándolo abundantemente, y entre 1939 y 1975.

Tenía razón frente a la España reaccionaria que caminaba como los condenados del octavo círculo del infierno de Dante: "vuelto a la espalda estaba el rostro, y tenían que andar hacia detrás, pues no podían ver hacia delante"; frente a la retórica patriotera que sacaba pecho de un pasado ciertamente importante pero también mitificado para ignorar u ocultar los problemas del presente; frente a una falsa historia que en vez de investigar e interpretar el pasado lo cubría de oropeles polvorientos y mala literatura. Pero no la tenía al condenarlo y clausurarlo, lo que era otra forma de arrojar polvo y telarañas sobre él. A lo que se ha sumado el error, que tanto preocupaba al historiador Marc Bloch, de "juzgar" la historia en vez de "comprenderla", lo que en ningún caso significa "justificarla".

El 12 de octubre y el 450 aniversario de Lepanto han debido conmemorarse sin hueco patrioterismo en vez de pasar de puntillas sobre ellos con culpable mala conciencia o imbécil olvido. A ver qué pasa con el 800 aniversario de Alfonso X.

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