Tierra de palabras

Magia al relente

Desperté y el sueño seguía siendo sueño pero también una realidad que perduraba, me lo confirmó el CD

Ala salida, Mercedes, mujer esencial de aquella casa y asidua seguidora de esta tu/mi Tierra de palabras, me sugirió: "La magia de esta noche bien merece una columna", y como yo salía de allí arropada por la magia, sin cuestionar sus palabras, lo afirmé mientras me iba.

De vuelta a casa, rasgando la noche cerrada, me venía agradeciendo a mí misma el regalo que me había hecho asistiendo al concierto que seguía revoloteando en mi cabeza. Compré un CD pero la calidad de los altavoces de mi coche es tan mala que no me atreví a manchar el sugestivo sonido de la banda con imperdonables distorsiones. Así que lo fui rememorando en mi cabeza, recordando la elegancia de Michael Kanan y su piano, el abrazo de amor de Dee Jay Foster con su contrabajo y la delicadeza del toque de Guillem Arnedo a su batería, la sensualidad de sus caricias. Un trío de una calidad merecedora de un absoluto silencio en el recinto trasformando el concierto en una especie de sueño. Y es por eso que cuando llegué a casa, bien entrada la noche, sin preocuparme que al día siguiente madrugaba, cogí mi libreta y en la cama anoté las primeras notas e impresiones, no fuese a ser que todo se esfumara a la mañana siguiente, como esas veces que después de haber estado en un delicioso sueño, abres los ojos y a los pocos segundos quieres pero ya no recuerdas nada. No fue así. Desperté y el sueño seguía siendo sueño pero también una realidad que perduraba, me lo confirmó el CD que me esperaba en la mesa y que mientras la cafetera subía coloqué en mi equipo que mejora con creces en calidad al de mi auto. Y desayuné en compañía de estos tres hombres que me dejaron embelesada con su música y con la relación de amor que cada uno mantiene con lo que toca. Y este es para mí el detalle que activó el detonante que hizo que surgiese la magia: no saber distinguir quién el hombre y quién el instrumento.

Cada vez que llego a Alcultura, siempre tengo la sensación que algo maravilloso me espera al otro lado. Atravieso el contenedor en el que me reciben con una calurosa y sincera mirada y como si de un útero materno se tratara, nazco a la magia de la vida.

Todavía queda verano para que tú también te dejes envolver por el relente y el hechizo que Alcultura nos ofrece.

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