En este artículo quiero hacer un homenaje a mis raíces más profundas y reconocer públicamente todo lo que aprendí como músico y como persona. No siempre hay un conservatorio en cada pueblo ni tampoco en el Campo de Gibraltar existió, como afortunadamente lo conocemos hoy en día. Pero, allá por los años noventa del siglo XIX, un gran músico quiso que en Algeciras hubiera un conservatorio de música. Tocaba el violín y se formó en Madrid, en la escuela belga y francesa. Su maestro fue uno de los grandes compositores, Jesús de Monasterio, y tuvo amigos como Pablo Sarasate, Isaac Albéniz y Eduardo Ocón, entre tantos otros. Comenzó a mover ficha, junto con su paisano y pianista Miguel Martín, para construir ese conservatorio en su tierra; si ya lo había conseguido en Málaga, ¿por qué no en Algeciras? Sí, él era Regino Martínez Basso. Por desgracia, falleció sin poder ver ese proyecto hecho realidad y no tuvimos conservatorio hasta finales de los años ochenta del siglo XX. Pero esto no detuvo la educación musical; ya lo dejó muy claro en una entrevista un gran compositor de zarzuela algecireño, Millán Picazo: "Mi padre me enseñó todo lo que sé de música". Su padre, destinado a Algeciras como director de banda del Regimiento de la Reina, le educó a él y a sus dos hermanos Valentín y Valeriano, músicos algecireños. Y aquí quiero llegar: ¿Cuántas bandas de música han formado a grandes músicos? Qué grandes maestros hemos tenido… Yo, particularmente, no puedo seguir sin nombrar a Pepe Blanco, Antonio Brochs, Alfredo Ramos, Roberto Blanco, Francisco Rojo o Amando Herrero, por poner algunos ejemplos de bandas de música en Algeciras. Pero en Los Barrios también tenemos al maestro Infante, que cuando comenzó la formación de la Banda Municipal de las Barrios, allá por los años noventa, no tenía ni siquiera instrumentos para enseñar a sus alumnos y él se los fabricó con palillos y palos de escoba para enseñar la digitación ¡Quién lo diría! ¡Cómo sonaron luego esos palos de escobas con palillos!, ¡qué maravilla! Y así, las bandas de música de la Estación de San Roque, con Paco, su director fundador, que luchó por sacar adelante esa banda, incluso llevando a los alumnos a Algeciras para educarlos musicalmente. O las bandas de Tarifa, La Línea, Castellar, Jimena… e incluso Gibraltar, que aquí el que escribe también aprendió en la Banda de Voluntarios de Marina con mi gran amigo Danny Rowbottom. Todos estos amantes de la música hicieron, de donde no tenían, un poder para formar a todos los niños y con las bandas regalar música en todas las fiestas para que así todos disfrutásemos. ¿Y quién ayuda ahora a estas entidades? A más de una ciudad del Campo de Gibraltar le hace falta ese monumento a las bandas y a todos sus maestros. Un templete en cada plaza principal diría que, ahí, se ama a las bandas de música.

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