Lomloe, sálvese quien pueda

¿Cuántas reformas educativas hemos soportado los que ya peinamos canas?

Después de tres cursos condicionados por la pandemia, con no pocas dificultades en los centros de enseñanza, los docentes andaluces han comenzado el presente con la nueva Ley de Educación, denominada LOMLOE, de la que ya se introdujeron algunos cambios en el 2021. La ley se implanta en los cursos impares y los centros han comenzado a caminar con unas Instrucciones que la Junta de Andalucía sacó el 23 de junio, donde se apuntan las líneas básicas a la espera de un decreto andaluz que no acaba de llegar. La tardanza, según comenta la consejera andaluza, se debe a que "el Gobierno central sacó el ultimo real decreto en abril y por mucho que se ha trabajado no ha habido tiempo de ultimar el andaluz". En realidad, el real decreto salió el 29 de marzo y no fue hasta el 5 de agosto cuando se publicó en el BOE la orden del 28 de julio, por la que se establece el currículo y se regula la ordenación de la Educación Secundaria. Alguien olvidó que el curso empieza el 1 de septiembre.

Lo cierto y verdad es que, sin libros adaptados a la nueva ley en la ESO, y con dudas en la elaboración de las programaciones de los departamentos, ya que conviven dos leyes -Lomce y Lomloe- los docentes andaluces han encarado el comienzo de curso como buenamente han podido. Las llamadas competencias clave, mencionadas ya en las leyes anteriores, se consideran en la Lomloe el motor del currículo y se centran en que los "saberes básicos" se sepan posteriormente relacionar y aplicar a situaciones concretas. Sin embargo, los profesores se quejan de la poca concreción de las competencias específicas, de cada asignatura, respecto a las competencias clave de la etapa. Una de las supuestas novedades de esta ley son las llamadas "situaciones de aprendizaje". Estas recuerdan a algo que hace años se lleva a cabo en las aulas, el llamado trabajo por proyectos, que convierte al alumno en sujeto activo de su propio proceso de aprendizaje: se contemplan problemas reales a los que hay que buscar soluciones y se trabajan competencias como la autoestima, la resolución creativa y cooperativa, la responsabilidad personal y el trabajo en equipo.

Añadamos a todo esto lo que ya viví en mis últimos años de docencia, una absurda burocratización que acaba con las ganas de formación e innovación de muchos compañeros. Mucho tiempo dedicado a cumplimentar papeleo, a veces sin sentido alguno, va mermando la ilusión por lo verdaderamente importante. Preparar al alumno para que afronte los problemas de un mundo cada vez más complejo debe ser el fin último de toda reforma educativa. ¿Cuántas de ellas hemos soportado los que ya peinamos canas? Mientras la educación en España no sea independiente y la tarea principal de cualquier gobierno, sea del color que sea, los docentes seguiremos sujetos a los deseos de los políticos de turno. A lo mejor con algo de suerte, cuando lean este artículo ya ha salido el decreto para Andalucía.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios