Cuchillo sin filo

Francisco Correal

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Lincoln

La presencia de Carter, Clinton y Obama en el acto de Trump contrasta con el feo de Puigdemont y Urkullu

Amí tampoco me gusta Trump, pero me gusta el país al que representa y no precisamente por esos iconos consumistas que suelen asimilar como suyos aquellos compatriotas míos que después se manifestaban para decir OTAN no bases fuera o siguen estancados en la foto fija del baño de Fraga con el embajador norteamericano en Palomares. La manifestación de repulsa de Trump ha sido impresionante. Pero a mí no me impresionó menos la ceremonia de su toma de posesión. Un presidente del Partido Republicano, a pesar de los republicanos podríamos decir, en un acto con mayoría de ex presidentes demócratas: Jimmy Carter, que lo era hace cuarenta años, Bill Clinton, que lo fue hace veinte, y Barack Obama, que ahora podrá hacer a título particular el viaje a Sevilla que suspendió de la agenda de julio por el tiroteo de Orlando.

Un republicano rodeado de demócratas. Eso en España sería totalmente impensable. En el país donde Puigdemont y Urkullu, por considerarse representantes de comunidades de primera división, le hacen el feo al resto de presidentes autonómicos para visualizar la foto de estos Estados Desunidos; donde los diputados de Podemos se niegan a respetar el minuto de silencio por el fallecimiento de Rita Barberá, alcaldesa de Valencia durante casi un cuarto de siglo; donde un ex presidente del Gobierno se quedó sentado al paso de la bandera de los Estados Unidos creyendo que los que pasaban en el descapotable eran Franco y Eisenhower.

Esa imagen de Trump acompañado por Carter, Clinton y Obama sería inimaginable por estos pagos. Los tres se alineaban con los manifestantes del día siguiente, pero saben que en política no es de recibo la mala educación, el único plan educativo que se mantiene en España legislatura tras legislatura. Trump, fistro pecador donde los haya, juró sobre dos Biblias porque le va a hacer falta: una se la regaló su madre; la otra fue de Abraham Lincoln, el presidente que reconstruyó la Unión y "ha creado un país enteramente nuevo, a su propia imagen", como decía su secretario, John Hay, al final de la biografía escrita por Gore Vidal.

No me gusta Trump, pero las cosas que dice nos resultan bastante familiares.

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