Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Larga vida al IECG

Porque nos sobran los motivos, llevemos a gala más allá de los límites de nuestra novena provincia la existencia del IECG

Han sido muchas las personas que a lo largo de 2021 y de este 2022 han dejado constancia, por escrito y en las páginas de Europa Sur, de su felicitación al Instituto de Estudios Campogibraltareños (IECG) por haber alcanzado su 30 cumpleaños en gozoso estado de salud y con un sobresaliente balance a sus espaldas. No les han faltado los motivos para mostrar su agradecimiento al instituto. Existen en Andalucía pocas instituciones análogas o que, al menos, lleven a cabo con tanta profesionalidad y generosidad una labor como la que desarrolla el IECG a través de sus diez secciones de investigación, todas ellas con la comarca como punto de referencia. La historia, la música, la literatura y otras muchas disciplinas académicas son objeto de análisis por los miembros del IECG, un faro en el Estrecho que desde 1991 aporta luz y conocimiento sobre el pasado y el presente del Campo de Gibraltar.

Hay venerables instituciones monolíticas, de cuerpos marmóreos, que sobreviven acumulando polvo en sus anaqueles y que se definen más por lo que fueron que por lo que realmente hacen y representan en la actualidad. No es el estatismo, nada más lejos, el rasgo definitorio del IECG. Sus responsables se distinguen por el tesón y el rigor a la hora de publicar sus trabajos en la revista Almoraima, un regalo, una joyita con olor a papel impreso que periódicamente nos ilustra sobre una amplia variedad de asuntos bajo las firmas de un abanico de prestigiosos investigadores, unidos todos ellos por el denominador común de su amor a estas tierras sureñas.

La responsabilidad de que ese artilugio de divulgación científica siga activo y más vivo que nunca después de tres décadas largas lleva los nombres y los apellidos de todas y cada una de las personas que lo hacen posible con sus trabajos, aunque me van a permitir que me detenga en dos de ellos: Eduardo Briones y Ángel Saez, presidente del IECG y director de Almoraima, respectivamente. Gracias al impulso y la especial constancia de ambos -como ya hicieron sus antecesores- el instituto es una parte tan activa como visible del Campo de Gibraltar.

El éxito de la labor desarrollada por el IECG está basada en dos claves: la generosidad de sus integrantes para aportar, sin esperar más retribución que el placer de compartir su saber, y su complicidad a la hora de tejer entre todos una amplia red de expertos en disciplinas diversas.

Así pues y porque nos sobran los motivos, llevemos a gala más allá de los límites de nuestra novena provincia la existencia del IECG. Deseémosle larga vida. Por otros 30 años o más.

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