Cuarto de Muestras

Julio

Julio es como viajar en tren. Nos hace soñar y nos lleva a un destino incierto

Ya hay mesas vacías en todas las oficinas de los juzgados y de sus paredes cuelgan huérfanos los dibujos de los hijos, las fotos de la fiesta de fin de curso. No hay ley de Protección de Datos que mate el orgullo de ser padres. Por eso a los funcionarios les gusta colocar ufanos los trabajos de colegio de sus hijos en la pared junto al monumento más emblemático de su ciudad de procedencia.

En julio el mundo se ralentiza. Anda mucha gente haciendo y deshaciendo maletas. Los que se quedan trabajando sueñan frente al calendario señalando en rojo sus días de vacaciones, curioseando en las guías de viaje, contando los días que restan para que acabe el mes. Y es que en España casi todo el mundo coge vacaciones en agosto, pero, somos felices en Julio, que es el mes de la espera. Después, los días dichosos volarán o, peor aún, pensaremos que hemos malgastado el oro de nuestros días de descanso y que no hemos sabido aprovechar las vacaciones. Pero eso da para otro artículo y este no va de eso.

El mes de julio es como viajar en tren. Ves desfilar paisajes asombrosos, ves alegría y nerviosismo a tu alrededor, ves algún asiento vacío y te preguntas si alguien perdió el tren. Te planteas continuamente si debes dedicarte a mirar dentro del vagón o hipnotizarte con esa ventana por la que la vida se va quedando atrás a una velocidad de vértigo, pero con mucha belleza. En el tren el tiempo existe y por eso todos miran el reloj incansablemente hasta llegar a destino. Si te pones a leer o te duermes te lo pierdes, debería estar prohibido, aunque es lo que hace la mayoría, matar el tiempo que por una vez pasa lento y majestuoso minuto a minuto. Yo procuro no dormirme en el tren y venzo a ratos mi vicio de leer para no perderme ese momento parsimonioso en el que vas mecido por un traqueteo dulce y casi imperceptible, sin otra cosa que hacer que mirar y esperar. Qué es la vida sino mirar y esperar. Apenas hablo porque cualquier detalle, la puerta que se desliza, el que entra y el que sale, me tienen absorta y me llevan con el pensamiento a los sitios más insospechados y absurdos. Una tiene la cabeza a pájaros y piensa muchos disparates.

Sí, el mes de julio es como viajar en tren. Nos hace soñar y nos lleva a un destino incierto porque todos los destinos lo son. Entretanto la vida pasa sin que casi nos demos cuenta, de estación en estación. Apenas un sueño ligero y ya llegamos quién sabe a dónde.

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