Jesús Melgar, en la presentación de su nuevo libro en la Plaza Alta.

Jesús Melgar, en la presentación de su nuevo libro en la Plaza Alta. / Erasmo Fenoy

Una tarde, en la calle Ancha, tomaba café con Jesús Melgar y surgió en la conversación una alusión a la paradoja de que al referirse a su lugar de nacimiento no pudiéramos situarlo en Algeciras. Es una paradoja porque qué duda cabe de que Jesús es de Algeciras. Como lo son Miguelete y Pepe Vallecillo aunque nacieran en Ronda, como lo es Miguelín aunque naciera en una aldeíta murciana, como lo es, en fin, Corruco aunque naciera en La Línea.

Aquella conversación me inspiró una de mis ya numerosas columnas en Europa Sur. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero ahí estaba la idea. Para nuestra buena salud ciudadana, habíamos de incorporar a Jesús a la nómina de las personas honradas con el privilegio de poder ser señaladas de modo ostensible como algecireños. Y era importante que no hubiese ninguna duda de que lo era, que no pudiera haber reserva alguna al declararlo.

Uno puede nacer en cualquier parte pero es más que un lujo eso de que toda una Corporación se reúna para poner de manifiesto una naturaleza que no por evidente deba dejarse a interpretaciones. Jesús Melgar es un personaje consustancial con nuestro ser y nuestro estar. Algeciras se honra con esta declaración de amor que le hace a Jesús a través de sus representantes. Yo he sido testigo en incontables situaciones de su profundo sentimiento de pertenencia a Algeciras y de que ha dado fe de ello doquiera que ha tenido ocasión de magnificar el nombre de Algeciras y de celebrar la calidad de su gente. Y ha podido mucho y bien, en variadas y poderosas tribunas, en lugares desde los que se crea opinión, desde los que se proyecta la imagen de un lugar.

Su brillante carrera profesional es lo de menos, aquí de lo que se trata es de valorar su voluntad de ser algecireño, lo bien que ha sabido serlo siempre y la de veces que lo ha dicho dando explicaciones de por qué lo hacía. Gracias a Jesús somos un poco mejores y hay más gente que sabe algo de tanto como hay de bueno entre nosotros.       

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