La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Javier Marías, Rey de Redonda

Si la Reina de Inglaterra merece diez días de homenajes, el Rey de Redonda merece al menos dos artículos

Homenaje tardío, pero necesario, a Javier Marías como Rey de Redonda, reino de escritores creado por M. P. Shiel en 1867, vinculado a una deshabitada isla caribeña y reconocido por la reina Victoria, del que Marías fue coronado como Xavier I. El Rey de Redonda puede otorgar ficticios títulos nobiliarios a intelectuales, escritores o cineastas: el sociólogo Bourdieu fue nombrado Duque de Desarraigo; Cabrera Infante, Duque de Tigres; Pérez Reverte, Duque de Corso; Beevor, Duque de Stalingrado; Savater, Duque de Caronte y Maestro del Real Hipódromo; Bradbury, Duque del Diente de León; Coppola, Duque de Megápolis…

Ejerciendo como Xavier I, Marías, junto la editora barcelonesa Carme López Mercader, su compañera de vida y finalmente esposa, creó la pequeña y magnífica editorial Reino de Redonda para publicar autores en muchos casos infravalorados y olvidados por la pedantería, esa versión intelectual y cultural del clasismo, que despreció -y aún hoy lo hace- la literatura popular de masas con independencia de las calidades y cualidades que las obras tengan. Especialmente se cebó con la llamada literatura juvenil y con determinados géneros, sobre todo el policíaco y el de terror o fantasía: cosas despreciables por degradar la literatura a las exigencias del mercado; cosas de niños y adolescentes que, como los juguetes, se deben dejar atrás al madurar; cosas de entretenimiento sin compromiso, mensaje ni investigación formal; cosas que procuran ese placer que es tan odioso para los pedantes como para los puritanos.

En este baúl de juguetes desechados no solo entraban los maestros de la reductivamente considerada literatura infantil y juvenil (Scott, Marryat, Wren, Hope, Dumas, Verne, Stevenson, Salgari, May, Crompton, Grey, Ridder Haggard, Twain, Dumas, A. E. W. Mason, London, Kipling), también los del relato detectivesco (Collins, A. K. Green, Conan Doyle, D. L. Sayers, Wilkins, Christie, Josephine Tey) y de terror o fantasmas (Stoker, Le Fanu, Leroux, Machen, Blackwood, Oliphant, M. R. James, M. P. Shiel, Du Maurier, Wells). Algunos de ellos, junto a otros reconocidos, han sido publicados por Reino de Redonda en cuidadas ediciones con nuevas traducciones prologadas por Marías, Savater, Luis Antonio de Villena, Gimferrer o Eduardo Mendoza. Sigo mañana. Si la Reina de Inglaterra merece diez días de homenaje, el Rey de Redonda merece al menos dos artículos.

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