Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Inversiones gracias a Europa

Nos podemos apuntar un tanto a favor en el casillero, pero las obras del tren poco tienen que ver con las proyectadas hace años

Reino Unido lleva varias semanas comprobando en sus carnes los perniciosos efectos del Brexit. Sus ciudadanos sufren el desabastecimiento de muchos productos básicos procedentes del continente, al tiempo que miles de empleos siguen vacantes por las restricciones encontradas por los trabajadores extranjeros que antes los ocupaban; muchos de ellos se fueron por el Covid y ahora, sin mercado único y sin fronteras Schengen permeables, encuentran grandes dificultades y escasos incentivos para volver a las islas británicas. No way, Boris.

Esa misma UE de la que tanto recelan los euroescépticos es la misma que ha puesto en manos de los 27 países miembros alrededor de 750.000 millones de euros para la reconstrucción de Europa tras la crisis generada por la pandemia. De acuerdo a la filosofía de esos fondos Next Generation de recuperación -propiciar un modelo de desarrollo más ecológico, digital y acorde a las experiencias acumuladas tras este año y medio de pesadilla- a España le corresponderán entre 2021 y 2027 un total de 140.000 millones, 72.700 en forma de ayudas y 67.300 como préstamos.

El impacto de estas medidas en el Campo de Gibraltar es bien visible en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2022, presentados esta semana al Congreso para su debate y aprobación. Repasemos los datos: Las inversiones previstas solo en la comarca para el año próximo se elevan a 143 millones de euros, un 80% más que el presente ejercicio. Destacan especialmente los 35 millones para la renovación del tramo campogibraltareño de la estratégica Algeciras-Bobadilla, si bien a esa cantidad habría que sumar los 227 millones destinados a esa infraestructura ferroviaria a su paso por Málaga y los otros 39 millones asignados a otros tramos. El apartado de inversiones estatales incluye, además, 57 millones para el Puerto de Algeciras, 15 para el acceso sur de la ciudad y 8,4 para la finca La Almoraima. En la columna del debe quedan anotados el desdoble de la A-48 entre Algeciras y Vejer y la variante exterior de la bahía.

Los dineros de Europa, unidos a la presión social y política ejercida durante tantos años para que el Campo de Gibraltar recibiese el apoyo del Estado, han jugado un papel clave para cambiar la orientación de la inversión del Estado. Sin duda alguna nos podemos apuntar un tanto a favor en nuestro casillero, pero ello no obsta para recordar que las obras en ejecución en la Algeciras-Bobadilla dejarán prácticamente el mismo trazado que el actual, además de vías de ancho ibérico (con un hilo adicional, sí, adaptable al internacional) y una sola vía, electrificada solo parcialmente. Poco tiene que ver esta con aquella otra obra proyectada hace años: vías independientes para permitir el tráfico en doble sentido, ancho europeo y electrificación completa. Ese debe ser el objetivo final, irrenunciable. Un tren acorde a las necesidades del Campo de Gibraltar, a los criterios de sostenibilidad medioambiental de la Europa en reconstrucción y a las prestaciones que el servicio ferroviario tiene en otros puntos de España. Ni más ni menos.

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