La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Inquisición contra reinas de la canción

La corrección política persigue a una de las grandes damas de la canción por una grabación de 1931

Siento debilidad por las cantantes americanas de entre los años 20 y 50 que triunfaron en clubes, en Broadway y en la radio estrenando espectáculos y canciones de Irving Berlin, George Gershwin o Cole Porter y cantando con las orquestas de Paul Whiteman, Jimmy y Tommy Dorsey, Jack Teagarden o Benny Goodman. En 1934 la revista Radio Stars hizo una votación y las ganadoras fueron Annette Hanshaw, Ethel Shutta, Rutt Etting y Kate Smith.

Leyendo la biografía de una de ellas, la extraordinaria Kate Smith (1907-1986), reconocida en los años 30 y 40 como The First Lady of Radio, me encuentro con que recientemente ha sido acusada de racista por haber grabado en 1931 la canción That's Why Darkies Were Born que Ray Henderson compuso para una de las revistas George White Scandals, en la que fue interpretada por un cantante blanco maquillado de negro. No importa que esa canción fuera también grabada por la gran cantante nativa americana -es decir, india- Mildred Bailey o por el cantante afroamericano -es decir, negro- Paul Robeson, activista en la lucha por los derechos civiles y perseguido durante la caza de brujas. Tampoco importa que Kate Smith grabara en 1938 la versión más popular del God Bless America que el judío Irving Berlin había escrito en 1918 y reescribió en el 38 con un nuevo sentido antinazi. Tampoco que durante la Segunda Guerra Mundial se implicara en la venta de bonos de guerra agotándose en maratones radiofónicos hasta lograr el récord de recaudar 600 millones de dólares. O que desde 1945 utilizara su popularidad para hacer campañas contra el racismo a través de su programa radiofónico.

Nada importa. Grabó aquella canción en 1931 y ello le ha valido ser denunciada por racista. Su God Bless America sonaba antes de los partidos en los estadios de los Yankees de Nueva York y los Philadelphia Flyers porque, se decía, les traía suerte. Pues fue prohibida. Incluso una estatua que el segundo equipo le dedicó en recuerdo de que interpretó el himno en 1974, año en que ganó la liga, fue retirada dentro de la moda de quitar estatuas de personajes condenados con razón -Cecil Rhodes, cuya estatua quieren retirar de Oxford, pero, eso sí, manteniendo la antigua, jugosa y prestigiosa beca que dotó- o sin ella, casos de Colón, fray Junípero o esta grandísima cantante condenada por una canción entre los cientos que grabó de 1927 a 1978.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios