¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Iglesias canta 'La Internacional'

Una sociedad subvencionada, dependiente completamente del Estado, es el camino más corto hacia la tiranía

En los chats del búnker vuelve a circular el viejo vídeo de un Pablo Iglesias mozo, presuntamente "cargado como un piojo" (ebrio, en canario) y cantando La Internacional. Nada que objetar. Todos tenemos un pasado (y quien no, se lo perdió) y es costumbre del español varón entonar himnos épicos o jocosos cuando la noche y el licor nos confunden. La Internacional es un himno hermoso y cuando mesié lo escucha siente unas irrefrenables ganas de asaltar el Palacio de Invierno, al igual que aquel alter ego de Woody Allen quería invadir Polonia al sonar las primeras notas de Wagner. Son las cosas de la música, un distorsionador de la razón y los sentimientos, como bien apuntó Goebbels, ese sabio satánico.

Lo preocupante de Pablo Iglesias no es su pasado ni sus locas noches marxistas, con banderas rojas, Smirnoff a gogó y raperos puño en alto (todos carne de campo de reeducación cubano). Lo verdaderamente preocupante del actual vicepresidente de Derechos Sociales es que, con el consentimiento de Pedro Sánchez, ha clavado la estaca de la desconfianza en una parte no desdeñable de la sociedad española. No estamos hablando, como algunos nos quieren hacer creer, de la Brunete mediática o las hordas ultras. Hoy en día, son muchos los ciudadanos de diferentes opciones políticas que, sencillamente, no se fían de un Iglesias que, en cuanto puede, manda señales sobre sus verdaderas intenciones, bien sea en forma de ataques al Jefe del Estado, de intentos de callar a la prensa o de delirantes interpretaciones totalitarias de la Constitución española. No andan muy lejos Iglesias y los suyos del que creen su némesis, Donald Trump. A ambos les une un indisimulado desprecio por el parlamentarismo liberal y la legislación vigente, a las que consideran decadentes. Así empezaron los años 20 del pasado siglo ¿recuerdan?

Lo peor de la brutal crisis económica que viene, según los peritos en la materia, es que nos dejará sin apenas anticuerpos para luchar contra la demagogia. ¿A quién le importa la defensa de las libertades cuando no tiene ni para comer? Como nos enseña la historia, una sociedad subvencionada, dependiente completamente del Estado, es el camino más corto hacia la tiranía, que es como antes se llamaba al "nuevo paradigma" que algunos proponen. Ese vídeo de una cuadrilla de machos levantando el puño y tarareando el himno comunista en un escenario puede ser hasta simpático. El problema, como decíamos, es que Iglesias, probablemente, no se ha bajado de las tablas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios