Homenaje a Almudena Grandes

Una característica fundamental de su literatura es su firme compromiso con los valores democráticos

Sirva esta humilde columna para rendir homenaje a una de las mejores escritoras españolas de los últimos años. Aunque ella misma había anunciado recientemente que padecía un cáncer, la cierto es que su muerte a los 61 años ha supuesto un fuerte golpe e impacto en el mundo de la cultura. Hay un consenso casi generalizado que fue una novelista fundamental de la literatura de la democracia en España.

Entre su fecunda obra, en mi opinión, las novelas que integran su ciclo en torno a la posguerra agrupadas bajo el título de Episodios de una guerra interminable, son una obra maestra que perdurará en la historia de la literatura española al ser capaz de narrar tramas, en principio, complejas con una elegancia y maestría única, que aunaba sencillez con precisión y dominio del lenguaje y un empleo de fuentes documentadas acudiendo con rigor a las referencias históricas. Particularmente me gustaba el perfil humando de sus personajes tratados con un finura narrativa y descriptiva, mostrando con profundidad todos sus perfiles psicológicos con una asombrosa claridad que cualquier lector podría pensar que los había conocido personalmente.

Por supuesto, una característica fundamental de su literatura es su firme compromiso con los valores democráticos. En sus novelas, los personajes imprescindibles eran los perdedores de la guerra, cruelmente desposeídos, castigados y discriminados con saña y rencor por un régimen dictatorial que aplastó cruelmente a quienes consideraba por sus ideas y convicciones democráticas, o por su lugar de nacimiento, o por sus vínculos familiares, no como compatriotas, sino enemigos. Almudena Grandes otorgó voz a los perdedores de la guerra, les proporciono dignidad y reivindicó su lugar en la España en blanco y negro de la posguerra española.

Conocí primero a Almudena Grandes a través de la lectura de su obra, después a través de sus columnas en El País en las que semanalmente destacaba su visión crítica y reivindicativa ante los problemas sociales y políticos de este complejo país, con tantas amenazas a su extraordinariamente frágil democracia.

Vinculada con Cádiz, tuve el privilegio de conocerla personalmente a través de sus participaciones con la Universidad de Cádiz que me permitieron descubrir a una escritora rigurosa, que trabajaba de acuerdo con una planificación seria y concienzuda, pero también a una mujer comprometida, divertida y vital.

Sirvan estas humildes líneas como homenaje y recuerdo a una de las mejores escritoras de la literatura contemporánea española. La escritora que otorgó dignidad a los perdedores de la guerra.

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