Aquí y en Holanda

Lo que ha pedido a Sánchez el primer ministro holandés: "Encuentre una solución dentro de España" es la actitud patriótica

Hay que reconocer que tuvo su parte de razón Samuel Johnson cuando soltó aquello tan duro de que "el patriotismo es el último refugio de los canallas". Se ve cuando ahora tantos invocan el patriotismo para que apoyemos la gira pedigüeña de Sánchez, el socio de todos los nacionalismos. Para desactivar la frase de Johnson, en realidad, no hay más que darse cuenta de que lo canallesco no es el patriotismo, sino el refugio. Si el patriota va a pecho descubierto, asumiendo sus responsabilidades, entonces no hay Doctor Johnson que valga porque nadie se esconde tras la bandera. Lo que ha pedido a Pedro Sánchez el primer ministro holandés: "Encuentre una solución dentro de España" es la actitud patriótica.

Todo lo contrario, por tanto, de los que pretenden convencernos de que si Holanda no suelta la guita es una ofensa a la soberanía española. El economista Juan Ramón Rallo ha recordado que si existe la nuestra soberanía para pedir fondos también está la suya para negarlos. Soberanía por soberanía, vaya.

O no tan igualitario todo, cuidado, porque una manera de defender nuestra soberanía y nuestra independencia es que no le debamos demasiado a nadie. Hay un viejo refrán que viene como anillo al dedo: "Aquí y en Holanda/ el que paga manda". Se me dirá que Sánchez quiere desarticular eso: que paguen Holanda, Alemania y Suecia, pero que mande él y, si acaso, un poquito Pablo Iglesias. Le va a resultar complicado, porque el refranero tiene muy medida la realidad de las cosas y será casi imposible que paguen sin contraprestaciones como si fuesen bobos. ¿Puede que todo sea un teatro de Pedro Sánchez para vendernos como imposiciones extranjeras unas reformas (jubilación y pensiones, ay) que él no tiene más remedio que hacernos porque de desmontar el chiringuito político nada de nada? El patriotismo que nos piden ahora sería entonces una manera de engañarnos como a chinos.

Con el añadido de que las amortizaciones y los intereses tendrán que pagarlos nuestros hijos. Según el gran amigo de Johnson, Edmund Burke, la nación es la comunidad de los muertos, los vivos y los que están por nacer. Los que ahora pretenden darnos lecciones de patriotismo han dilapidado la herencia de nuestros mayores y piensan vivir a cuenta de los que están aún por nacer. Exigirles rigor, responsabilidad y austeridad, lo diga Rutte o Rallo, no puede calificarse, precisamente, como una falta de patriotismo.

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