La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Hola octubre de incertidumbres

Digamos adiós al septiembre de incertidumbres y hola al octubre de más incertidumbre

Adiós septiembre de incertidumbres, con la segunda ola del Covid golpeando al 80% de los municipios de Sevilla, rebasados los 53.000 muertos (no reconocidos: oficialmente son 31.141) en España y el millón en el mundo. Hola octubre de incertidumbres. Habrá que recibirlo cantando Bye bye love con los Everly Brothers en su versión original o con Roy Scheider en la más pesimista del All That Jazz de Bob Fosse: "Bye bye, love. / Bye bye, happiness. / Hello, loneliness. / I think I'm a gonna cry. / Bye bye, love. / Bye bye, sweet caress. / Hello, emptiness. / I feel like I could die. / Bye bye, my love, goodbye".

Quien ame los pequeños ritos cotidianos que diferencian unos días de otros no podrá evitar una cierta tristeza por entrar con tan mal pie en un trimestre que imagino siempre como de compensación doméstica de lo perdido en lo luminoso y abierto. Menos calor, más camilla. Menos luz, más lámpara baja creando un círculo acogedor en una habitación cuyos contornos difumina la oscuridad. Menos vacaciones, más disfrute de las horas libres que el trabajo nos deja. Menos salir y entrar, más libros, películas y música. Y el horizonte de unas navidades cristianas y/o dickensianas no contaminadas por los tumultos; porque, a diferencia de la Semana Santa, las navidades puede vivirlas cada cual a su manera en su casa siguiendo la recomendación de Judy Garland en Cita en San Louis: "Have Yourself a Merry Little Christmas" (canción compuesta para llevar luz a tiempos mucho más oscuros que estos: en 1944).

Ya veremos cómo nos las arreglamos. De hoy a mañana poco se sabe y mucho se improvisa. No se lucha contra un ejército que se pueda vencer en campo abierto sino contra un minúsculo enemigo invisible que ataca en lo que se considera más protector y seguro: el hogar y las relaciones familiares. Y al mando está la tropa que ya sabemos. Cuentan que Psicosis traumatizó al público americano en 1960 porque situaba el asesinato mejor filmado de la historia del cine en el santuario de la privacidad: un cuarto de baño. Pues este bicho ataca, no ya en una boda o un bautizo, sino en una simple reunión de padres, hijos y nietos en su hogar. Como según la viróloga Margarita del Val "se tardará unos años" en recuperar la normalidad tal y como hasta el pasado febrero se entendía, digamos adiós al septiembre de incertidumbres y hola al octubre de más incertidumbres.

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