Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Héroes

Pensemos en el dañoal turismo y en cuántas empresas habrán renunciado a implantarse en la comarca

Los tres guardias civiles se lanzaron al agua sin pensárselo dos veces, entre las rocas y en medio de un fuerte oleaje para salvar la vida de 34 personas aterradas, en su mayoría menores de edad. Unas seguían a bordo de la barca a la deriva y otras fueron rescatadas cuando estaban a punto de ahogarse, engullidas para siempre a tan solo unos metros de alcanzar la costa. De no haber estado allí esos tres héroes, muchos de esos migrantes habrían muerto en el último paso de un viaje que iniciaron meses o años atrás en el África subsahariana con destino a Europa. Este periódico recogió en su primera página del martes la secuencia de imágenes del rescate que protagonizaron y el jueves ofrecimos la entrevista que Alberto Rodríguez realizó a Miguel Ángel, Daniel y Raúl a modo de homenaje por su acción. Los tres representan a miles de compañeros suyos del conjunto de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que en el Campo de Gibraltar desarrollan una labor encomiable en todos los frentes. Vaya por delante que por muchos reconocimientos que se les rindan, jamás serán suficientes.

El esfuerzo de guardias civiles y policías no solo brilla en la lucha contra las mafias que trafican con las vidas de las personas, sino también, como es de sobra conocido, en la lucha contra el narcotráfico en una pugna diaria cuerpo a cuerpo. Conviene detenerse en este último aspecto, más aún a la vista de una escalada de violencia que ha subido un peldaño más tras la agresión perpetrada en el barrio linense de San Bernardo contra la Policía Nacional, atacada por un grupo de jóvenes con piedras y cócteles molotov. Fue la demostración de que queda aún mucho camino por recorrer.

Los indudables éxitos policiales que han supuesto la detención de Antonio Tejón, jefe del mayor clan del tráfico de hachís de España, y las aprehensiones de cocaína en el Puerto de Algeciras son consecuencia directa del tesón de muchas personas y del aumento de los recursos en materia de seguridad, insuficientes sin embargo para controlar un problema enquistado en buena parte de la sociedad y con riesgo de extenderse. Es preciso insistir en la necesidad urgente y prioritaria de incorporar a la comarca más efectivos de seguridad porque cada minuto que transcurre es dejar la cancha libre a las mafias. Ni las detenciones ni las condenas de cárcel arredran por el momento a unos clanes que mantienen su actividad tras años durante los cuales se han hecho fuertes en las barriadas más marginales de la comarca. Pensemos por un segundo en cuántas empresas habrán renunciado a implantarse en el Campo de Gibraltar a causa de la inseguridad y en el daño que esta situación está generando en el turismo de un territorio que cuenta con playas, sol, gastronomía e historia para poder ser un referente en el sector.

El nuevo Gobierno parece haber tomado nota de este panorama al anunciar tras la primera reunión de trabajo del Consejo de Ministros un plan especial de actuación integral para el Campo de Gibraltar. Tengamos siempre muy presente que son sus habitantes los primeros y principales damnificados por problemas cuyas consecuencias se extienden mucho más allá de los límites territoriales de la comarca. Ninguna sociedad puede verse empujada a caminar día a día sobre el filo de la navaja ni a encomendarse a sus héroes.

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