Guerra

"Si yo fuera gacela, mordería a mi león. Pero la guerra como tal no debe ser considerada, sólo es crimen"

Guerra, canción de los Temptations, inquiere sobre su utilidad y la respuesta es: Absolutamente para nada. Ya concluyo: Toda intervención militar que no sea considerada en legítima defensa y refrendada por una comunidad internacional que, por tanto, se obligue a participar en el restablecimiento de la paz, habría de ser considerada un crimen contra la humanidad, con sus causantes perseguidos.

Si supiéramos de algún país invadiendo Almería, a mí no me cabría duda de ir con el Ejército allí a evitar dolor aunque el coste fuera más dolor. Paz no es sometimiento. Salvo este extremo, nada justifica la pérdida de vidas y el sufrimiento de miles de personas por ninguna geoestrategia. Y tampoco cabe esperar, a lo Tsun-Zu, el movimiento del otro para intentar su derribo, es la misma mentalidad asesina disfrazada de víctima.

Si yo fuera gacela, mordería a mi león. Pero la guerra como tal no debe ser considerada, sólo es crimen. La banalización de la violencia, construida por los media, nos hace olvidar la destrucción de ciudades, que son tu casa, tus recuerdos, tu vida, y tu familia, y todo lo que somos; nos hace pignorar en manos de delincuentes las vidas de nuestra descendencia, no por lo fortuito sino quizá despedazada en nuestros brazos o aplastada bajo la escombrera de lo que fue nuestro hogar. ¿Qué idea superior vale lo que una niña con la cabeza reventada?

La intelectualidad sólo tiene un bando: el de la paz. No se da a elegir a nuestros periódicos, universidades, nuestra escribanía artística, ciencia, política, prensa, etc., porque la paz es la sola opción de la razón y el humanismo; la convivencia y promoción de la reflexión, la repugnancia ante la imposición, el librepensamiento, el análisis crítico, la justicia sin discriminaciones, el respeto a toda individualidad, la evitación de cualquier violencia gratuita es el horizonte único del Pensamiento, con todos los matices.

Lo otro, y lamentablemente abunda, es colaboracionismo, muchas veces inconsciente porque nada hay más dañoso que la verdad para la razón humana: nos ciega, nos atonta, nos convierte en piezas de engranajes crueles de los que no vemos ni el principio ni el fin, pero, al fondo, hay un crematorio, y hoy resucitan millones de almas perdidas clamando por la injusticia de sus muertes.

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