Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Grunge

Vestir una prenda rota de manera premeditada no le veo ni pies ni cabeza. Eso es señal de que me voy haciendo viejo

Cuando comenzaron a llegar los móviles éramos tan jóvenes e ingenuos que incluso le llamábamos "mancuentros" porque la gente llamaba para decir "mancuentro en un atasco" y otras cosas por el estilo. Vicente Verdú escribió un artículo muy divertido en el periódico El País en el que expresaba la diferente percepción que teníamos sobre el uso del aparato, hoy llamado teléfono inteligente. Sostenía el columnista que cuando veíamos a un tipo hablando por el móvil pensábamos que era un hortera y cuando veíamos a una mujer nos parecía sexy. El tiempo ha pasado tan rápido que ahora va uno en el autobús y es raro el que no esté mirando su cacharro. Viene esto a cuento por la mirada subjetiva que se puede tener sobre la moda. Ves a una chica con los pantalones vaqueros rotos y resulta atractiva y ves a un gachó y resulta un mamarracho. Debe ser un problema mío porque me pasa que cuando veo a un tipo de más de cuarenta peinado y vestido como uno de veinte sé que se va a comportar como si tuviera 15.

La generación beat dio paso al Verano de las Flores y al Mayo del 68, de ahí nació el movimiento hippie lo que con el tiempo generaría el punk y después el grunge. En este último punto es donde surge la moda de los vaqueros rotos que periódicamente renace. Yo nunca le he visto el menor interés. Comprar unos vaqueros rotos o romperlos después de haberlos comprado me parece absurdo. Vestir una prenda rota de manera premeditada no le veo ni pies ni cabeza. Pero eso es señal de que me voy haciendo viejo y no entiendo la moda deconstructiva ni, posiblemente, ninguna moda. Soy capaz de comprender el influjo de los futbolistas entre la chavalería y del cine en todo el mundo. Comprendo que los pantalones de campana y las hombreras se fueron y volverán como vuelven las trenkas (¿verdad, Grimaldi?) o los abrigos Loden.

La moda es un continuo ir y venir en cuanto a forma de vestir o costumbres, lo mismo se llevan las barbas largas que llega Viroga´s o Malevo y ponen de moda los cortes imposibles. Lo mismo se llevan los cardados que el pelo a lo garçon ( palabra pura francesa, garçon, garçon, que has hecho con la cabeza). Unas veces se lleva el cuero en plan dominatrix y otras las chaquetas tipo domador de circo, un tiempo se llevaban los abrigos de pieles y ahora se ve como si llevaras encima el cadáver de un animal. Arriba las faldas largas y abajo los pantalones. Un vaivén constante para que Isi pueda seguir vendiendo cada temporada aunque el Ayuntamiento no ilumine Novena ni Ancha.

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