Tenemos un gobierno mixto de veteranos y novatos. Y de momento los rookies de Podemos ganan en actividad. Tienen puesta la sexta marcha: ya han derogado cláusulas de la reforma laboral, tienen listas nuevas leyes del juego y de libertad sexual o la renovación de las becas universitarias. No queda ahí la cosa: Pablo Iglesias, estará en la mesa de diálogo con Cataluña ejerciendo de vicepresidente político. También estará la vicepresidenta administrativa, Carmen Calvo, pero Iglesias -asiduo visitante de los presos del procés en sus cárceles- marcó este territorio mucho antes.

Entre tanto, los veteranos del PSOE llevan otro ritmo y colocan peones. Por ejemplo, la ex ministra de Justicia Dolores Delgado en la Fiscalía o la ex de Vivienda Beatriz Corredor en Red Eléctrica. Rellenan huecos y ocupan espacios. Algún nombramiento lleva mensaje: tras dos delegados del Gobierno en Andalucía sanchistas, colocan a una susanista granadina. Esto abona la teoría de continuidad a medio plazo de la ex presidenta andaluza. Si Page y Lambán critican el cortejo a los soberanistas catalanes, Díaz es un antídoto rentable.

Las impaciencias de Podemos y su afán de notoriedad ya le ha granjeado algún disgusto a los novatos. El ministro de Comercio, presentó ayer vestido con traje y corbata propios de su rango su Ley del Juego. Garzón limita horarios e impide anuncios de famosos, pero en contra del acuerdo de coalición PSOE-Podemos no regula el juego como el tabaco, con prohibición total de publicidad y patrocinios. Por el contrario, permite la publicidad en las retransmisiones deportivas a partir de las ocho de la tarde. Una cosa es pregonar y otra dar trigo.

La que está decidida a pregonar, como ministra youtuber, es la titular de Igualdad. Ayer difundió un vídeo por las redes de un encuentro con influencers que la van a ayudar a propagar el feminismo y la igualdad, lleno de risas y abrazos. El martes sus servicios difundieron otro vídeo con la celebración sorpresa del 32º cumpleaños de la ministra. En una pieza propia de una sororidad universitaria, sus colaboradoras explican que estar en el Ministerio es lo mejor que han hecho en sus vidas y le quieren dar mimos a su ministra porque se lo merece. Y cuando llegan a su despacho, Irene Montero tiene a su bebé en brazos para la foto. Muchas risas y más abrazos que en las tomas de posesión de los gobiernos de Susana Díaz.

A veces la velocidad y la imprudencia ponen de manifiesto un notable amateurismo.

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