Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Gibraltar, la roca en el zapato de España

"Gibraltar está llamado a ser un aliado en el desarrollo del Campo de Gibraltar. Su suerte ya no corre en paralelo a la de Reino Unido"

El principio de acuerdo sobre Gibraltar logrado por España y Reino Unido la pasada Nochevieja consta únicamente de once páginas, pero la transcendencia de su contenido es tal que está llamado a cambiar totalmente las relaciones existentes entre el Campo de Gibraltar y el Peñón. Según lo previsto y si el proceso de negociación culmina de forma satisfactoria a lo largo del primer semestre de 2021, la colonia participará en el área Schengen de la Unión Europea y la frontera exterior de los 26 pasará entonces a estar en el puerto y el aeropuerto gibraltareños, ambos bajo control de las autoridades españolas. Este conjunto de medidas supondrá un hito histórico que aproximará a los llanitos a sus convecinos como no lo han estado a lo largo de los últimos 50 años.

El documento suscrito marca las pautas para el encaje de Gibraltar en la UE post-Brexit y pone fin a las tensas relaciones hispano-británicas a cuenta del Peñón de los últimos trescientos años, excepción hecha de los efímeros acuerdos de Córdoba de 2006. En efecto, para disgusto de García-Margallo, queda aparcado el espinoso asunto de la soberanía (distinto es que se olvide) para anteponer los intereses de los ciudadanos en un momento crítico, al tiempo que se ponen en vías de solución una serie de irritantes conocidos por todos en materia fiscal, aduanera, policial y medioambiental.

Por el momento y a la espera de comparecer en el Congreso, la ministra González Laya tan solo ha ofrecido algunas pinceladas del acuerdo y un titular de prensa a modo de regalo de Reyes para los 15.000 trabajadores fronterizos: la Verja que separa Gibraltar de España será "derribada". Parece obvio, sin embargo, que para que ese paso sea posible deberán fijarse previamente medidas de armonización normativa entre ambas partes. En el caso del tabaco, por ejemplo, los precios en el Peñón son ahora, como máximo, un 32% más bajos, lo cual propicia que el contrabando siga a la orden del día. Sin Verja y si no se aprueba una limitación de las ventas por parte de Gibraltar y/o una igualación de los impuestos respecto a los fijados en España, el Peñón se beneficiaría de la venta masiva de cajetillas con destino no solo a nuestro país, sino al conjunto de la Unión.

Asegura la titular de Exteriores que la soberanía en el siglo XXI se ejerce mediante el control fiscal y la cooperación policial, pero uno y otro elementos serán insuficientes si no van acompañados de unas normas pactadas que pongan en una mínima equidad a ambos territorios. Que se lo digan, a la vista de sus ínfimas pensiones, a los jubilados españoles que han trabajado en Gibraltar o a las empresas campogibraltareñas que cumplen a rajatabla las directivas de la UE y temen ahora que sus competidoras en la Roca queden a partir de ahora liberadas de ellas.

Queda casi todo por saber del acuerdo firmado y también hay muchos aspectos pendientes de cerrarse entre la Unión Europea y Reino Unido para que el Peñón deje de ser la roca en el zapato de España, según la certera definición de Manu Leguineche. Aunque haya quien se niegue a verlo, Gibraltar está llamado a ser un aliado en el desarrollo del Campo de Gibraltar. Su suerte ya no corre en paralelo a la de Reino Unido, sino a la de la comarca.

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