Gibraltar en la encrucijada

Conviene advertir de que la salida del Reino Unido de la Unión Europea no es un hecho

Tratar de entender un asunto al que se refieren políticos de valores contrapuestos es una tarea estéril. Cada uno dará la versión que le pueda resultar más rentable, sin inmutarse. Como pasa con los periodistas cuenta cuentos que pierden su dignidad poniéndose al servicio de propósitos mezquinos. Por eso conviene insistir en que la formación y el esfuerzo intelectual, y la razón y el sentido común en todo caso, son esenciales para tener criterio personal sobre una cuestión acerca de la que llegan pareceres contradictorios.

Para los intereses españoles; de España, y no de los paniaguados de la quinta columna de Convent Place; la inestabilidad del chief minister Picardo, en sus declaraciones sobre el desenlace de las últimas conversaciones sobre el Brexit, es una buena señal. Como lo es el trémulo tufillo que expelen los editoriales ad hoc del Gibraltar Chronicle. No puede esperarse, por otra parte, que la premier británica Theresa May, no tenga en buena estima su propio trabajo. Para May, el acuerdo con sus interlocutores de la UE es; como dirían, con el mismo motivo, éstos mismos; el "mejor acuerdo posible". Tampoco cabe esperar que el presidente Sánchez no tenga una opinión favorable de su gestión; reprochable recurso in extremis a su irresponsable actitud y a la falta de atención prestada, en un momento decisivo, por el ministro Borrell.

Dicho lo cual, conviene advertir de que la salida del RU de la UE, no es un hecho. Hasta puede que el próximo día 11 todo se vaya al traste y haya que empezar de nuevo. May ha de superar todavía la dura prueba a que se verá sometida ese día en el Palacio de Westminster. Pero si esa salida se consumara, los yanitos se quedarían con las vergüenzas a la intemperie. Ítem más: no sé ya en que lengua decir o escribir que el RU no tiene la soberanía sobre el peñón; lo único que puede hacer con él es dejarlo como está o devolverlo a España. Aparte de que es de perogrullo que todo lo puesto por escrito y anexado a un acuerdo tiene el valor jurídico consustancial al acuerdo. Lo demás es marear la perdiz en el patio de la parafernalia política para llenar vacíos. Y lo más importante de todo es que si el Brexit llega, Gibraltar no estará en la UE, será un territorio ajeno, exterior a la UE y absolutamente dependiente de las decisiones que tome España, a cuyo Gobierno le pondrán en bandeja la posibilidad de aplicar Utrecht con todas sus consecuencias.

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