La incorporación de los temas medioambientales en la agenda negociadora de las problemáticas sobre la salida de Gibraltar de la UE ha sido, en principio, una buena noticia. De hecho, el medioambiente está expresamente incluido en el marco negociador entre la UE y el Reino Unido en relación a Gibraltar con la finalidad de alcanzar un nuevo acuerdo antes de la Semana Santa de 2022 y está igualmente incorporado al marco negociador bilateral España-Reino Unido a través de uno de los Memorándums aprobados en noviembre de 2018.

Salvo en el breve período de vigencia del Foro tripartito de Diálogo, las cuestiones medioambientales carecían de un marco de negociación adecuado a pesar de su relevancia para el entorno del Campo de Gibraltar y para sus habitantes. La carencia de un cauce normalizado impedía en gran parte de las ocasiones buscar una solución adecuada y en otras, los problemas ambientales quedaban contaminados por otras problemáticas políticas y jurídicas, como las controversias en torno a la delimitación de los espacios marítimos, que han impedido una coordinación efectiva en la protección de un medio marino extraordinariamente valioso y con una rica biodiversidad.

En cierto modo, la pertenecía común a la UE sirvió como marco institucional estable de tratamiento y discusión en relación con materias inicialmente medioambientales, pero con una alta potencialidad conflictiva, como la instalación de arrecifes artificiales por parte de Gibraltar. La intervención directa de las instituciones europeas contribuyó a la búsqueda de soluciones y como factor de desescalada de los episodios de tensión. Por supuesto, la existencia del Tribunal de Justicia de la UE ha sido una garantía jurídica para el cumplimiento de la normativa medioambiental europea, que debía aplicarse de igual forma, con matices, a ambos lados de la Verja. Por ello, ante la salida del Gibraltar de la UE, es enormemente importante la existencia de un marco institucional de cooperación transfronteriza con competencia en materia medioambiental, tanto en un ámbito multilateral, con la UE, como en un ámbito bilateral. En este sentido, las comisiones organizadas en torno al memorando de entendimiento sobre cooperación medioambiental tienen una gran relevancia. No obstante, hasta la fecha han funcionado con una total opacidad. Las autoridades españolas y británicas no han informado ni sobre los temas tratados, ni sobre los posibles avances o desencuentros. Realmente, no sabemos ni siquiera qué personas o instituciones con competencia en la materia han estado presentes. Sería deseable una mayor transparencia que permitiera conocer si verdaderamente se están tratando temas tan importantes como la depuración de aguas residuales, el impacto transfronterizo de terrenos ganados al mar, la gestión de espacios protegidos, la seguridad marítima, etc. En definitiva, temas que afectan directamente a la calidad de vida y al futuro de los habitantes de la bahía.

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