Ojo de pez

Pablo Bujalance

pbujalance@malagahoy.es

Los Genoveses

El hecho de que existan cauces legales para que el hotel abra sus puertas no significa que deba hacerse

Siempre se puede entrar como un elefante en una cacharrería y afirmar, como Susana Díaz, que la Junta de Andalucía quiere "enladrillar el Cabo de Gata". Es cierto que el Algarrobico constituye un precedente vergonzoso y de fácil referencia, casi se vende solo; pero compararlo con el hotel proyectado en la playa de Los Genoveses no sólo no hace honor a la verdad, sino que esfuma la posibilidad del análisis racional y sereno que la situación, por extraordinaria, merece. La actuación autorizada por la Junta de Andalucía contempla un establecimiento con treinta habitaciones que se ubicarían en un inmueble ya existente, por lo que no se ampliaría la superficie construida. El Ayuntamiento de Níjar ya dio su visto bueno en 2016 a cambio de una reducción del número de habitaciones previstas y de la instalación de un solo aparcamiento, con setenta plazas, en lugar de los dos barajados en un principio. Estas modificaciones se incluyeron en el proyecto y ahora la Junta entiende que el mismo no vulnera la categoría C1 que otorga a la zona el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Cabo de Gata porque permite compatibilizar la actividad hotelera con las agrícolas y ganaderas que corresponden a esta categoría y que tradicionalmente se llevan a cabo en la finca. Nada que ver, entonces, con el Algarrobico.

El asunto de las compatibilidades en lo que se refiere al patrimonio histórico y natural siempre es peliagudo. A menudo abre la puerta a situaciones perjudiciales para el mismo patrimonio porque los textos legales no siempre reparan en todos los detalles con el alcance deseable, lo que de alguna forma sucede con la definición de la categoría C1 en el citado plan. No obstante, ya desde los fundamentos grecolatinos se acepta en Occidente el sentido común como premisa necesaria para cualquier consideración legal, sobre todo si no hay que lamentar dictaduras delirantes de por medio. Y, en este sentido, igual cabe advertir que el hecho de que existan cauces legales para que el hotel de Los Genoveses llegue a abrir sus puertas no significa que deba hacerlo, ni que sea una buena idea. Se trata de responder a una pregunta muy sencilla: ¿es favorable a este enclave, en el que el equilibrio medioambiental es un verdadero milagro, una medida que, por una parte, exige una actuación subterránea abultada para el saneamiento del agua y que, por otra, servirá de eficaz reclamo turístico? Cualquiera que conozca esta playa sólo tendrá una respuesta: no.

Quienes se oponen al proyecto tienen razón porque el sentido común está de su parte. Así que haría bien la Junta en rectificar.

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