Feria y cursos, y Gibraltar

El alcalde, que va de alter ego del chief Picardo, ha declarado que ya no hay contrabando de tabaco

Anteayer empezó la Feria Real de San Roque. Con cartel y pregonero de la tierra, como Dios manda, y con buenas maneras; su revista, sus eventos sociales y sus cosas. El alcalde Ruiz Boix, que va de alter ego del chief Picardo, está tan metido en su paradójico papel, que ha declarado que ya apenas si hay contrabando de tabaco. Los fumadores que acuden a los quioscos para hacerse con un cigarrito ya saben que, oído el corregidor, deben interpretar la ausencia de timbres sobre los paquetillos, que garantizan su legalidad, como una inocentada. En cuanto a los cursos de verano de la Universidad de Cádiz (UCA) en San Roque, aparecen, en la práctica y tras años de insistencia, como una plataforma en defensa de la perpetuación del estatus de la colonia.

Las autoridades de la UCA debieran interesarse por esa actitud y por sus motores de a bordo, por cuanto tienen que ver con su imagen. Por ejemplo, examinando las fuentes de financiación y las motivaciones que sostienen a la revista Cuadernos de Gibraltar, por mencionar alguna de las actividades que a beneficio de la colonia y de sus cuitas, se programan desde la propia universidad y a través de escenarios como la cátedra "Jean Monnet", cuya ambigüedad de objetivos dan juego a las estrategias que se programan desde Convent Place. Qué pena que ya no se le pueda preguntar al financiero francés nacido en Cognac (1888-1979), que da nombre a la cátedra, uno de los padres de la nueva Europa, qué opina respecto a la permanencia de una colonia instalada en suelo europeo, que se autodota de una supuesta constitución, y cómo procedería para acabar con el fraude fiscal que supone para el Estado en que se ubica.

A menos de ocho meses de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), seguimos sin entrar en el verdadero problema que cuelga de la salida, también e inevitable, de Gibraltar. Porque de lo que se trata es de situar en su contexto la situación en que quedarían los trabajadores españoles, una vez llegado el momento de situar a la colonia a extramuros de la UE. Si bien no es baladí el asunto comercial que afecta de modo importante a las numerosas empresas españolas que venden al otro lado de la verja. Pero ni sobre lo uno ni sobre lo otro cabe disponer una estrategia, si no existe un censo de trabajadores ni una declaración contrastada de cuáles son y cuáles las actividades que realizan empresas españolas en el territorio colonial.

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