Acabamos de inaugurar 2019, pero con la impresión de que el nuevo año nace viejo, con el lastre de problemas sin solución de continuidad que vienen arrastrándose desde hace décadas. Dicho sea todo ello en cuatro puntos:

Un plan poco especial para la comarca. Aprobado por el Gobierno en noviembre, el llamado plan integral de actuación para la comarca se ha dejado notar mucho en materia de seguridad, dando así continuidad a las medidas que se impulsaron en el último tramo del Gobierno del PP. Ha habido una mejora notable en los medios con que cuentan las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para luchar contra el crimen organizado y se han creado tres nuevos juzgados cuyas plazas, sin embargo, no acaban de ser cubiertas. El resto del plan sigue en el aire, dotado sobre el papel con unos mil millones de euros. De ellos, 460 corresponden a las obras de la vía Algeciras-Bobadilla y 350 a otros proyectos de infraestructuras sin calendario de ejecución, como el desdoble de la N-340 entre Algeciras y Vejer, la variante exterior de la bahía y los accesos al Puerto, que duermen y dormirán el sueño de los justos mientras no contemos con unos nuevos presupuestos Generales del Estado. Más que un reto, más de lo mismo.

Brexit. La cuenta atrás del 29 de marzo sigue su curso entre luces y sombras. Los cuatro importantes memorandos sobre Gibraltar acordados entre los gobiernos de Theresa May y Pedro Sánchez despejaron muchas dudas en torno a asuntos espinosos como los derechos de los ciudadanos, pesca y medio ambiente, cooperación policial y aduanera y control de la venta de tabaco. Gracias a ellos, los trabajadores transfronterizos tienen garantías sobre sus empleos y se establecen medidas novedosas contra el contrabando. Las sombras se proyectan, en cambio, sobre el futuro económico de La Línea y de su entorno más próximo. Ni el anterior Gobierno del PP ni el actual del PSOE han atendido los múltiples llamamientos realizados por el Ayuntamiento linense y el conjunto de las fuerzas políticas de la comarca para que se dote a la localidad de una serie de ventajas fiscales que puedan atraer a las empresas -especialmente, las dedicadas al juego online y a los seguros- que con un Brexit duro dejarán de tener acceso desde el Peñón al mercado europeo.

El Puerto. Algeciras, la joya portuaria del Mediterráneo, sigue brillando con luz propia pese a todo y casi a todos. A falta de datos oficiales, en 2018 ha superado por tercer año consecutivo los 100 millones de toneladas de mercancías movidas, más que ninguna otra instalación española. Y lo ha hecho sin conexión ferroviaria (cortada en octubre pasado a causa de los temporales), con retrasos insoportables en el Puesto de Inspección Fronteriza (PIF) por falta de plantilla, con la mitad de personal que otros muelles españoles y sin que se refuerce su conexión eléctrica... Lo que viene a ser ganar una pelea con una mano atada a la espalda y los pies sujetos con cadenas. El relevo de Manuel Morón en la presidencia de la APBA será una buena noticia para él y su familia, pero difícilmente lo será para la comunidad portuaria.

Desempleo.Las cifras de paro son una condena para la comarca que, pese a todo, asoma la cabeza: sigue siendo la zona más próspera y con mejor futuro de la provincia de Cádiz. Lo demuestran los 886 nuevos habitantes empadronados en 2018 y que el año se cerró con 525 parados menos, hasta bajar a 31.004 personas, el mejor dato desde 2009. ¿Qué sería del Campo de Gibraltar con una conexión ferroviaria del S.XXI y con carreteras acordes, al menos, a las necesidades actuales?