Yo no sé si ustedes han tenido mi misma sensación de sorpresa por el aluvión de expertos en Medicina Preventiva y Virólogos que en España parecen estar saliendo, hasta de debajo de las piedras. Los vemos ufanos en televisión, dando lecciones magistrales sobre el coronavirus, del que se lo saben todo. Lástima que éstas sean una fabulosa lanzada a moro muerto, porque no saben cómo meterle mano. Hay algunos como el experto de cámara del Gobierno, Fernando Simón, que nos anima el telediario con gráficas, cifras de afectados e insultos a los farmacéuticos y a la inteligencia de los espectadores. Antes de la alegre reunión de comadres del 8-M, tenía conocimiento exacto de lo que iba a pasar y se puso de perfil, para no contrariar a Pedro Sánchez. Un experto honesto, hubiera advertido públicamente del peligro o presentado su dimisión. A partir de que pudimos comprobar las consecuencias de la frivolidad, sobre todo algunas ministras, la credibilidad del portavoz quedó tan pura, como el fango pisoteado. Hay expertos de verdad que pronosticaron hace años, que esto iba a pasar y sus voces como la del profeta, clamaron inútilmente en el desierto. El profesor de la Universidad de Navarra, Ignacio López-Goñi, publicó en 2015 un libro titulado Virus y Pandemias. En él se hacía la pregunta de si una pandemia viral, podía poner en riesgo la supervivencia de la especie humana. Corroboraba su pesimismo con un informe elaborado en 2004 por la Global Challenges Foundation y la Universidad de Oxford. Por esas mismas fechas el multimillonario y filántropo Bill Gates, pronunciaba una charla TED que en estos días se ha hecho viral, en la que anticipaba lo que seguramente iba a suceder y lamentablemente ha sucedido. Daba además las soluciones preventivas y los pasos para implementarlas. La Unión Europea, advirtió antes de las movilizaciones y el gobierno no sólo hizo oídos de mercader si no que echó leña al fuego, permitiendo el desplazamiento de los aficionados del Valencia a Bérgamo y el de los atléticos a Liverpool.

Uno de los trabajos que he realizado en mi vida fue el de portavoz de una empresa privada. Antes de debutar en el cargo, me formaron los asesores más brillantes del sector de la Comunicación en Crisis. Recuerdo lo que me dijo un profesor de Burson-Marsteller: Desengáñate, en España la cultura de prevención puede resumirse en dos frases: "las mujeres y los niños, primero" y "maricón el último". Era un experto de verdad.

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