Europa está en peligro" son las cuatro primeras palabras del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política Exterior; Josep Borrell, en el documento conocido como "Brújula Estratégica", un instrumento que aspira a forjar en la UE una posición común sobre las amenazas geopolíticas que afronta la Unión presentado recientemente. Estas palabras son extraordinariamente contundentes y nos muestran las dificultades que está encontrando Europa en un entorno extremadamente hostil. El documento continúa afirmando que los europeos no siempre son conscientes de ello.

En realidad, hay ciertos europeos que sí son plenamente conscientes de ello y han sufrido directamente el riesgo y el peligro. En la actualidad, los ciudadanos de las fronteras de la Unión con Bielorrusia, especialmente Polonia víctima de un ataque en las fronteras exteriores en la modalidad conocida como ataque hibrido, con la utilización de migrantes como elemento desestabilizador. Con ciertas diferencias en relación con su posición exterior, en mayo de este año vivimos una situación comparable a la que está sucediendo en la frontera con Bielorrusia en Ceuta, cuando Marruecos intentó presionar a España utilizando como elemento desestabilizador un número importante de migrantes, entre ellos menores de edad, sin ningún tipo de escrúpulo.

Creo que todos los analistas coinciden en que estamos viviendo una época de profundas transformaciones en la sociedad internacional con riesgos globales que se proyectan con enfoques locales sobre las fronteras europeas. Los paradigmas que han regido las relaciones internacionales están cambiando radicalmente, difuminándose los antiguos y sin haberse definido todavía con nitidez los nuevos. Simultáneamente estamos viviendo una profunda transformación de los modelos económicos y sociales basados en la digitalización, inteligencia artificial y nuevas tecnologías. También estamos atravesando una profunda crisis ecológica que incide trasversalmente en las esferas políticas y económicas mencionadas anteriormente.

La UE no dispone de herramientas eficaces ante amenazas híbridas, como la presión fronteriza mediante migrantes por parte de un Estado vecino con objeto de desestabilizar la UE, sobre todo, cuando existen reglas de juego diferentes entre las partes. La UE, como comunidad basada en el derecho, por definición, debe ser respetuosa con los derechos humanos y reglas del estado de derecho, despreciadas por los rivales.

Estas amenazas son ahora uno de los grandes desafíos de Europa. Por ello, debe proveerse de mecanismos de reacción potentes y disuasorios, basados en la solidaridad mutua, pero sin olvidar la defensa de nuestros valores y principios.

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