Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Europa nos mira

Pasar la gestión y control de la pandemia a las autonomías se ha demostrado, con los datos de hoy, una mala idea

España vuelve a estar en boca de Europa. Como en el primer latigazo de la pandemia en la pasada primavera, somos el modelo de país azotado por el coronavirus al que los gobiernos de todo el continente aconsejan no ir porque la gestión que se está haciendo de la enfermedad da susto. Ahora nos imponen medidas restrictivas hasta Italia, que en los meses aciagos de marzo y abril nos acompañaba en las estadísticas de contagios y demostraba parecida impotencia para garantizar una asistencia adecuada. Y entonces como ahora cabe hacerse la misma pregunta: ¿qué hemos hecho o hemos dejado de hacer en España para estar en esta situación? ¿Por qué un fenómeno que azota a todo el mundo y que se originó en la lejana China nos golpea más que a otros hasta el punto de que hoy somos los europeos más expuestos? A falta de respuestas científicas, que nadie da, habrá que concluir que algo tiene que ver la gestión que hacen las autoridades encargadas de enfrentarse a la situación más complicada a la que nos hemos enfrentado en muchas décadas.

Cuando la pandemia estalló allá por marzo, el Gobierno se vio sobrepasado y a fuerza de cometer errores y rectificar y de adoptar medidas contundentes como autoridad única pudo ir doblegando la curva de contagios con un durísimo coste económico y social que todavía estamos empezando a pagar. Ahora son las comunidades autónomas las que se encargan, cada una con sus propios criterios y con sus propias medidas, de controlarla -o no, que diría Rajoy- en su territorio, mientras que el Ministerio de Sanidad asiste como una especie de convidado de piedra que se limita a recoger los datos que les envían los responsables regionales.

Con lo ocurrido en España durante los dos últimos meses y, sobre todo, con la evolución que están siguiendo las cosas no parece arriesgado concluir que fue una mala idea. Los ejemplos se podrían amontonar: desde la actuación del Gobierno catalán retrasando medidas urgentes, hasta la disparidad de criterios sobre la regulación del ocio nocturno, pasando en Andalucía por las imágenes de la plaza de toros de El Puerto de Santa María del pasado fin de semana. Como todo lo que va mal puede empeorar, dentro de dos o tres semanas llegará el comienzo del curso escolar y entonces nadie sabe lo que puede pasar, como se ha demostrado con las normas que han salido de la Consejería de Educación de la Junta.

¿Le extraña con todo encima de la mesa que Europa nos está poniendo en una especie de gueto mientras nuestras cifras no dejan de crecer?

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