Crónica Personal

Las dos Españas

La ceremonia no sólo vuelve a dividir a la sociedad, sino que deja una pobre imagen del país

Pedro Sánchez, en su afán de sacar rédito electoral a todo, ha salido a la palestra para dar la razón a quienes consideraban que el traslado de los restos de Franco tenía connotaciones electoralistas para el presidente del Gobierno. En una declaración institucional ha dicho que el traslado era "un paso a la reconciliación" y mantenerlo en el Valle de los Caídos "un agravio a la democracia".

Es lo que faltaba, que viniera ahora dando lecciones de democracia, cuando fueron otros políticos, Felipe González sobre todo, los que consideraron que para que la democracia se asentara con firmeza en una España dividida, era conveniente apostar por la reconciliación y no abundar aun más en la quiebra que había provocado la Guerra Civil. Se tomaron medidas para desagraviar a los republicanos, las víctimas de esta historia, pero indigna que Sánchez quiera presentar el traslado de los restos de Franco como un gesto democrático. No conoce, o no quiere conocer, el esfuerzo de sus antecesores socialistas de la Transición para fortalecer la democracia

Se habían enterrado las dos Españas, se había pasado página a una parte negra de la historia, pero han aparecido de lleno en este día del traslado del féretro de Franco. Franquistas vociferantes que llamaban dictador a Pedro Sánchez y cantaban las excelencias de su excelencia el Generalísimo, pancartas insultantes, declaraciones en las que se mentía a sabiendas, figuras esperpénticas que se tomaban el traslado como si fuera un espectáculo…

Todo se podía haber evitado con sentido común, que ha faltado en un lado y en otro, en el de los tirios y en de los troyanos. Empezando por el error inmenso error de enterrar a Franco en el Valle de los Caídos, algo que nunca dijo que fuera su deseo y que el Gobierno de Arias Navarro, y dicen que el entonces Príncipe Juan Carlos, consideraron la mejor opción.

No nos cansaremos de decirlo: Felipe González , con el respaldo de los dirigentes de la Transición entre los que había comunistas de polémica trayectoria, decidieron acabar con las dos Españas, restituir sus honores a los militares y personajes de la República y ocuparse de que pudieran vivir en paz y con sus derechos económicos respetados, en una España distinta.

Los sucesores de aquellos grandes políticos no supieron comprender el alcance de aquella decisión, y hoy, este jueves, se ha producido una ceremonia que, desgraciadamente, no sólo vuelve a dividir a la sociedad sino que además deja una pobre imagen de un país del que surgen voces intemperantes del pasado y del presente.

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