Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

España se despertaba

La televisión, que popularizó fenómenos como el de Santana, y el turismo cambiaron mucho a España

Cuando Manolo Santana empezó a triunfar, a primeros de los sesenta del siglo pasado, en un deporte hasta entonces tan desconocido como elitista, España se desperezaba tras una larguísima posguerra de miseria, oscurantismo y represión que se había prolongado por dos décadas. El Plan de Estabilización se había aprobado en 1959 tras la llegada de los tecnócratas del Opus Dei a los puestos clave de planificación económica del Gobierno del dictador y con él había empezado a cambiar el signo de los tiempos y a formarse una incipiente clase media urbana llamada a cambiar el destino del país. Esa España, alejada ya de la guerra civil, necesitaba crear sus propios mitos y las victorias internacionales de un muchacho que había empezado de recogepelotas en un club de la alta burguesía madrileña representaba mejor que cualquier otra cosa el cambio profundo que se estaba experimentado. En aquellos años muy pocos comprendían las reglas de un deporte en el que en vez de contar los tantos con 1, 2, 3... se contaban con 15, 30, 40... y que había que jugar con impoluto uniforme blanco. Todo muy extraño, pero extraordinariamente sugerente para unos españoles necesitados de soñar grandezas. Y ganarle una Davis a Estados Unidos no era menos épico que marcarle un gol a la Unión Soviética como hizo Marcelino.

Santana fue lo que fue -y por eso su muerte ha tenido tanta capacidad de evocación- porque su irrupción en el deporte coincidió con la aparición en las casas de un aparato que iba a revolucionar los usos sociales. La televisión se convertía, primero a paso lento y a partir de mediados de los sesenta a una velocidad vertiginosa, en el centro de los hogares y todo lo que ella tocaba pasaba a ser un fenómeno de masas. Los partidos de Davis con Santana, Gisbert y Arilla contra Australia eran seguidos por millones de personas, como más o menos por la misma época los combates de José Legrá tenían despiertos de madrugada a miles y miles de españoles

La televisión y el turismo fueron dos grandes vectores de cambio en la España del tardofranquismo bajo el paraguas de una mejoría económica que cogió velocidad de crucero gracias a la emigración interior y exterior y a la apertura de un país con una mano de obra a precio de saldo. Con fenómenos como el de Santana la dictadura empezó a dejar atrás sus perfiles más sórdidos y crueles. Y, aunque todavía tendría secuestrados a los españoles durante años, el país empezaba a despertarse.

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