Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

España Puerilizada

Esta crisis sanitaria sin precedentes está desembocando en una gravísima situación socioeconómica

Nos confinamos en una burbuja de fantasía. A las ocho de la tarde salíamos a aplaudir y a cantar Resistiré. Después, nos volvíamos al salón a ver cine y series en las plataformas, telenovelas de siesta y lloro o programas de periodismo de investigación en los que se nos informaba con crudeza del último escándalo protagonizado por la morralla que atesta los realitichous. Y tan felices. Entre tanto, en las UCI de los hospitales y en las solitarias habitaciones de las residencias de ancianos se vivía una tragedia real a la que era ajena una sociedad complaciente. Una España puerilizada que aún no asume que esta crisis sanitaria sin precedentes está desembocando en una gravísima situación socioeconómica que aún no sabemos adónde puede llevarnos.

El Gobierno, absolutamente encantado con esta festiva España de inconsciencia y parvulario, nos entretenía con ruedas de prensa, soporíferas comparecencias del presidente, mensajes de autoayuda y referencias científicas a comités de expertos tan ilusorios como los siete enanitos de Blancanieves. Y a la vez, los mismos medios que nos mostraron a las víctimas del atentado de las Torres Gemelas lanzándose al vacío, los horrores de las guerras de los Balcanes o de Siria y el rastro de sangre, dolor y rabia que arrasó España durante decenios a manos de ETA, nos evitaron las imágenes más dolorosas de nuestros propios muertos. No hemos visto un solo féretro. Ni los tristes entierros solitarios. No hemos sentido la angustia de los sanitarios, la entrega de los sacerdotes consolando a familias derrotadas en capillas desiertas o el trabajo de quienes no eligieron ser repartidores, ni transportistas, ni cajeros de supermercado, ni barrenderos, ni limpiadores, y se han jugado la vida por todos. Aunque la intención fuera loable y deberemos realizar una profunda autocrítica por todo ello, no debimos olvidar que la prensa no está para hacer fácil la vida al Gobierno, sino para informar al ciudadano y poner negro sobre blanco la realidad, por dura que sea.

Si pensamos en todo lo anterior, no puede extrañarnos que los nietos de los niños de la posguerra -los que pasaron hambre y frío, trabajaron desde adolescentes, se pluriemplearon y sacaron a España de la ruina- se sientan tristes y defraudados por no poder disfrutar de otro verano sólo porque podrían contagiar a sus abuelos. Una sociedad infantilizada es incapaz de actuar con madurez.

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