España sin 'Interviú'

Aquel país que crecía entre portadas de 'Interviú' hace tiempo que pasó a los anales de la historia

El año recién estrenado no le da a uno más que disgustos, y da hasta miedo asomarse a esas redes sociales teñidas de verde, pero hoy voy a centrarme en una de las últimas noticias que más han impactado a buena parte de la sociedad española, la desaparición de la ya mítica revista Interviú y su hermana modosita Tiempo, sin duda dos referentes informativos, cada una a su manera, de la Transición. Y no tanto por los contenidos (al fin y al cabo, como ha venido a decir el grupo editorial en su comunicado de despedida, ya no las leía prácticamente nadie, y su situación financiera era insostenible) sino por lo que tiene de cierre de una época, como un epitafio urbano y sentimental de ese país que durante un tiempo no lejano ha sido España.

En los setenta, cuando el país despertaba a la Democracia, florecieron por todos lados las revistas políticas que, con sus reportajes al límite sin el corsé de la censura, pusieron patas arriba el modelo editorial. El grupo Zeta, de la mano de Antonio Asensio, dio incluso un paso más: aunar en la misma publicación ese periodismo incipiente de investigación con reportajes de corte erótico que no tardó en dar con un nuevo lector joven y moderno, prototipo del votante medio de los partidos que poco a poco darían las últimas paletadas a lo que quedaba del Franquismo. Los setenta no se entienden sin el Rey, sin Suárez, sin Felipe… ni sin el desnudo de Marisol.

Los que somos más de los ochenta, y profundamente ochenteros (¡cómo me acordé de Manolo Cardo, ay, la otra noche!), no tenemos el prurito cultureta e ideologizado de los setenteros, tan pedantones con sus camisetas negras de Los Ramones y los vinilos de Supertramp. Más modestos, menos politicorros, nos movíamos entre el rock stoniano de los Burning y los grupos de la Movida, con Nacha Pop y compañía, mientras en el quiosco de la facultad se agotaba el Interviú de Marta Sánchez, un buen icono de posiblemente la época más pop en todos los sentidos.

Los lectores más jóvenes de ahora, me temo, ya no escribirán de esto. Entre otras cosas porque ese tiempo que hoy recordamos, esa España adolescente y un poco ingenua de nuestra juventud envejece sin seguir los consejos del médico; porque hoy cualquiera puede acceder a todo al instante y sin coste; y porque, simplemente, aquel país que crecía entre portadas de Interviú hace tiempo que pasó a los anales de la historia.

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