Entendido, mi general

Su condición militar le dificulta el tener conciencia del carácter político del cargo que ostenta

He sufrido puntualmente el acoso y la maledicencia; de modo que no soy nada proclive a entrar en esa cadena de distorsiones del discurso, que te impide interpretar con bien sus orígenes. También he vivido un tiempo -el franquismo- en el que la Guardia Civil era tenida por algunos como cuerpo de guardia de la Dictadura: algunos de los que llegados a las altas esferas de la política, en la Transición, verían con buenos ojos los atentados de ETA y de otras bandas criminales. Los españoles de mi generación hemos sido testigos, más o menos lejanos, cuando no víctimas, de un salvajismo que para aquellos estaba justificado; tal que la vida fuera un valor asociado al sistema político vigente. En 1974, en vísperas de una escalada de asesinatos, ETA declaró que todos los miembros de los cuerpos de seguridad del Estado eran su objetivo. Por terrible que parezca, no faltaban sujetos -hoy haylos ocultos- que se mostrarían compresivos con manifestaciones de esa índole.

El general Santiago Marín, dijo lo que dijo y lo dijo bien claro, que la Guardia Civil trabaja "en dos direcciones", una dedicada a "evitar el estrés social", que generan los bulos en la redes, y la otra a "minimizar ese clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno". Escrito estaba y, se supone, que meditado o, alternativamente, era de lectura obligada. Por otra parte, Santiago Marín es general desde hace poco más de un año; ascendió (58 años) con el trío Sánchez-Robles-Marlaska en el Gobierno, el mismo que le ha promovido al cargo que ocupa desde hace un par de meses y le permite estar en la tribuna desde donde habla. Porque ni el generalato se alcanza al margen de la consideración del Gobierno, ni el destino de un militar es de carácter profesional cuando es fruto de una decisión política. La Guardia Civil es un cuerpo militar con funciones policiales, cuyos máximos responsables se sitúan, como ha de ser, en destinos de naturaleza política, lleven o no uniforme.

Nada que reprochar al general, su naturalidad emana de su condición militar que le dificulta el tener conciencia del carácter político del cargo que ostenta. Para comunicar están los comunicadores y todos los departamentos ministeriales tienen personal para esas cosas. Ya de por sí, en estos shows que diariamente programa el Gobierno, hay momentos en que se tiene la sensación de estar presenciando los prolegómenos de un desfile en lugar de una rueda de prensa.

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