Enseñanzas de la pandemia

Todo esto nos ha cambiado pero ojalá no haya cambiado nuestra esencia y tras el final de la pesadilla, volvamos a brillar

Hace un año, comenzábamos este maldito periodo de luchas y pérdidas, en la que hemos aprendido por encima de todo, la esencial importancia de la sanidad pública y su necesaria dotación de medios personales y materiales, pero también otras cuestiones, menos importantes, pero que ahí quedan y que nos han cambiado.

Ahora, por ejemplo, valoramos más al amigo empleado de Mercadona, que te reservaba de extranjis uno de las inaccesibles pack de guantes de latex, cuando eran mas difíciles que encontrar que El Dorado y más preciados que los de piel made in Ubrique. Aunque erró en el soplo del papel higiénico, que tampoco hacía falta traerse el mismo stock del que dispone el cuartel de Regulares de Ceuta.

También descubrimos que el miembro más callado del grupo de wasap hace unas virguerías culinarias tales, luego fotografiadas y expuestas con maestría, que no sabe uno como no tiene aún canal propio en youtube. La afición por hacer pan ha sido directamente proporcional al aburrimiento que se padeció algunos días de confinamiento. Es un hecho.

Sabemos que si España no ha sido tan pródiga en el medallero olímpico, eso va a cambiar seguro, porque la afición por el running, el cycling, el fitness, y demás actividades healthy, va en imparable progresión siendo ya mas difícil encontrar dorsal para los 101 de Ronda que para la propia Goyesca. Y cuídese usted mucho de decir que no hace deporte, ojo, si no quiere parecer un frikie.

Respecto al conocimiento regulatorio del ciudadano de a pie, cual opositor nos hemos empapado de la legislación covid casi convirtiéndonos en fiscales especiales antipandemia, escrutando perfectamente si en la mesa de al lado de la terraza, se cumplían las cambiantes normas de número de personas permitidas, distancia de seguridad, hora de cierre, y colocación reglamentaria de la mascarilla. Y ahora, quien se precie de tener una cultureta digna de reconocimiento social tendrá que recomendar al menos tres series televisivas de culto, de varias temporadas y si puede ser, originarias de algún país nórdico. No olviden ser prudentes, vayan a nombrar mas de la cuenta, y no hayan tenido horas para ver tanta plataforma.

En fin, que todo esto nos ha cambiado, como no. Pero ojalá no haya cambiado nuestra esencia, y tras la vacunación y el final de esta pesadilla, volvamos a brillar, y a ser como fuimos. Aprendiendo de los errores, y priorizando lo importante, claro está, pero siendo libres de nuevo, para crear, disfrutar, y vivir, en una sociedad que esperemos sea aún mejor que la que dio un vuelco el 14 de marzo de 2020. Pero compremos el pan a los panaderos.

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