¿Elecciones a la vista?

Ayuso ha reaccionado con rapidez en Madrid y haría bien Moreno en seguir el ejemplo

La sorpresiva moción de censura de Ciudadanos y el PSOE en Murcia contra el PP responde en buena medida a circunstancias locales, pero comporta un giro que rompe todos los equilibrios, ya de por sí inestables, sobre los que parecía asentarse la política española desde hace dos años. El caso murciano va a ser detonante de cambios mayores, pues el viraje de Ciudadanos sólo se comprende en un contexto dominado por los resultados de las elecciones catalanas, sí, esas que, según el PP, no debían tener consecuencias en el resto de España.

De las elecciones catalanas salió tocado el PP y hundido del todo Ciudadanos a nivel nacional, como han mostrado las ya numerosas encuestas realizadas desde entonces. Ciudadanos está por debajo del 5% en el conjunto de la nación, tal vez abocado al grupo mixto del Congreso. En esa tesitura, la no hace tanto tiempo esperanza naranja de la democracia regenerada sólo tiene dos salidas: hacia la izquierda, echándose en brazos de Sánchez para quizá acabar siendo fagocitada por el PSOE; hacia la derecha, estrechando vínculos con el PP, que podría haber sido la solución aparentemente más fácil a la vista de sus compromisos actuales. Como no es posible que la moción murciana haya sido planteada sin conocimiento de Arrimadas, parece claro que se ha optado por la primera. Eso supone la sentencia de muerte al segundo intento en pocos años, tras el fracaso de UPyD, de articular un centro progresista, un verdadero centroizquierda, al margen y en contra del PSOE. El gran beneficiado es Sánchez, que puede exhibir este nuevo triunfo ante su gente... y deja en el peor de los ridículos a Pablo Casado, cuya estrategia de los últimos tiempos, desde su increíble torpeza de octubre con el ataque suicida a Vox y la canallada a Abascal, se salda con un descomunal fracaso. La bofetada que ahora le propina Arrimadas es de las que dejan señalado para siempre.

Isabel Ayuso ha reaccionado con rapidez en Madrid, convocando elecciones antes de que le repitan la jugada, y haría bien Moreno Bonilla en seguir el ejemplo. Nadie da un duro por Ciudadanos en unas elecciones andaluzas, ni ahora ni en dos años. La tentación de seguir el ejemplo murciano -aunque los números sean algo más difíciles de cuadrar- va a ser imperativa, manducatoria. Claro que, ¿Susana presidenta? Ufff, qué pereza. ¿Juan Marín? No lo veo... aún. Una novedad: nadie podrá echar las culpas de esto a Vox, que se relame a la espera.

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