Hace pocos días, se presentó en el ayuntamiento de Algeciras, el cartel oficial de la Semana Santa de 2019. Se trata de una fotografía del paso: "Jesús en su Presentación al Pueblo", esto es, una representación escultórica del clásico "Ecce Homo". El momento evangélico recreado es el de la exposición de Jesús ante los judíos de manos de Poncio Pilatos (prefecto de la provincia de Judea), justo después de haber sido flagelado, coronado de espinas y cubierto por sus verdugos con un manto de color púrpura para hacer mofa del hecho de que se hubiese atribuido la condición de rey. A Pilatos el susodicho episodio le resultaba especialmente molesto ya que no tenía ningún interés en pronunciarse sobre los asuntos religiosos de aquellos fanáticos y, dado que Roma no tenía ninguna acusación contra Jesús, intento eludir su procesamiento derivándolo primero al rey Herodes y como último recurso Pilatos dejó su destino en manos del pueblo que debía elegir entre salvar a Jesús o liberar a Barrabás. A pesar de su deplorable aspecto (de hecho, la expresión "parecer un eccehomo" se aplica a alguien que después de sufrir una circunstancia traumática presenta un estado lastimoso), Jesús no suscitó suficientemente la misericordia de los judíos que continuaron pidiendo su crucifixión mientras soltaban sin remordimientos a un reconocido delincuente. Contemplando el asunto con perspectiva histórica, no cabe duda de que, al menos en aquella ocasión, el aserto: "el pueblo es sabio" resultó ser de una absoluta falsedad ya que la plebe eligió crucificar a un líder carismático que deseaba un mundo mejor (algo que probablemente habría conseguido dadas sus milagrosas facultades) a cambio de poner en la calle y sin vigilancia a un desalmado criminal.

Esa misma falta de tino de las masas a la hora de decidir que alternativa (política, económica, educativa…) es la más conveniente para la sociedad a la que pertenecen se ha repetido en múltiples ocasiones a lo largo de la historia. Desde Hitler a Chávez pasando por Stalin o Fernando VII, todos son ejemplos de "fallos de apreciación" por parte de los pueblos que, con gusto, dejaron en las manos de tan funestos líderes el destino de sus respectivos países.

La hegemonía de las muchedumbres es el principal argumento de los populismos y así un día se rodean parlamentos, otro se cortan carreteras y al siguiente se colapsan los servicios públicos… siempre con impulsividad, irritabilidad, incapacidad para razonar y, no pocas veces, violencia. Las multitudes solo son poderosas para la destrucción y cuando la estructura de una civilización está podrida son siempre las masas las que provocan su caída. Lo contrario, el pensamiento individual, es el moderno Ecce Homo y no tengan duda de que, ante su hostigamiento social, los gobernantes harán lo mismo que, según S Mateo, hizo Pilatos: ¡lavarse las manos!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios